DICCIONARIO MÉDICO
Retinosis pigmentaria
La retinosis pigmentaria, ampliamente conocida en el campo de la oftalmología, se refiere a un grupo heterogéneo de enfermedades hereditarias que afectan progresivamente a la retina, la estructura del ojo responsable de captar la luz y transmitir las imágenes al cerebro. Esta condición, aunque no es la más común, representa una de las principales causas de ceguera hereditaria en el mundo adulto, motivo por el cual se ha convertido en objeto de numerosos estudios y investigaciones. Esta patología se caracteriza por la degeneración y muerte de las células fotorreceptoras de la retina, específicamente los conos y bastones. Los bastones, que permiten la visión en condiciones de poca luz o en la oscuridad, suelen ser los primeros en verse afectados, provocando dificultades para la visión nocturna en las primeras etapas de la enfermedad. A medida que la condición avanza, también se ven afectados los conos, células responsables de la visión central y detallada, así como la percepción de los colores. Uno de los signos clínicos distintivos en la retina de los pacientes con retinosis pigmentaria es la presencia de depósitos de pigmento en formas que se asemejan a espinas óseas. Estos depósitos dan nombre a la enfermedad y son el resultado de cambios en las células epiteliales pigmentarias de la retina. La sintomatología de la retinosis pigmentaria puede variar considerablemente entre los pacientes. Si bien la pérdida de la visión nocturna suele ser uno de los primeros síntomas, otros pacientes pueden presentar reducción del campo visual, dificultades en la adaptación de la oscuridad a la luz y viceversa, y en etapas más avanzadas, disminución en la agudeza visual. Es importante señalar que aunque la progresión de la enfermedad es invariable, la velocidad a la que avanza puede variar significativamente entre individuos, incluso entre miembros de una misma familia. Desde el punto de vista genético, la retinosis pigmentaria puede heredarse de diferentes formas: autosómica dominante, autosómica recesiva y ligada al cromosoma X. Gracias a los avances en genética molecular, se han identificado múltiples genes relacionados con esta patología. El estudio y análisis de estos genes no sólo permite una mejor comprensión de la enfermedad, sino que también abre la puerta al desarrollo de posibles tratamientos genéticos en el futuro. El diagnóstico de la retinosis pigmentaria se basa en la combinación de la historia clínica del paciente, un examen oftalmológico detallado y pruebas complementarias como la tomografía de coherencia óptica y la electroretinografía. Esta última prueba es fundamental, ya que permite evaluar la función de los fotorreceptores y, de esta manera, confirmar la presencia de la enfermedad. En cuanto al tratamiento, actualmente no existe una cura definitiva para la retinosis pigmentaria. Sin embargo, se han desarrollado diversas estrategias para retardar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Entre estas estrategias se encuentran la administración de vitamina A, dispositivos de visión asistida y terapias genéticas que, aunque todavía están en investigación, muestran resultados prometedores. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la retinosis pigmentaria?
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