DICCIONARIO MÉDICO

Síndrome de Ballantyne

¿Qué es el síndrome de Ballantyne?

El Síndrome de Ballantyne, también conocido como síndrome en espejo, es una condición obstétrica rara que se caracteriza por la aparición simultánea de hidrops fetal, edema materno generalizado y placentomegalia. Este síndrome, descrito inicialmente por el médico John William Ballantyne en 1892, recibe su nombre alternativo, síndrome en espejo, debido al reflejo de la condición del feto en la madre.

El hidrops fetal, un componente clave del síndrome de Ballantyne, es una afección grave en la que se acumula un exceso de líquido en dos o más compartimentos fetales, incluyendo el espacio peritoneal, el espacio pleural, el pericardio y la piel. Este líquido puede acumularse debido a diversas causas, entre ellas, las enfermedades cardíacas, infecciones, malformaciones genéticas y trastornos del sistema inmunitario.

En el síndrome de Ballantyne, esta condición fetal se ve reflejada en la madre en forma de edema materno generalizado. El edema es la acumulación de líquido en los tejidos del cuerpo, lo que resulta en hinchazón. En este caso, la hinchazón se produce en todo el cuerpo de la madre, en lugar de limitarse a una zona específica.

El tercer componente del síndrome de Ballantyne, la placentomegalia, es una condición en la cual la placenta es más grande de lo normal. La placenta, que proporciona oxígeno y nutrientes al feto en crecimiento, puede agrandarse en respuesta a la inflamación o al exceso de líquido.

El diagnóstico del síndrome de Ballantyne puede ser un desafío, ya que los síntomas pueden ser similares a los de otras condiciones del embarazo, como la preeclampsia. Sin embargo, la presencia de la tríada de síntomas característica puede ayudar a confirmar el diagnóstico. Se pueden realizar varias pruebas para evaluar la condición del feto y la madre, incluyendo ecografías, análisis de sangre y amniocentesis.

En cuanto al tratamiento, este se dirige a la causa subyacente del hidrops fetal. Si se puede tratar la afección subyacente, puede mejorar el pronóstico tanto para la madre como para el feto. En algunos casos, puede ser necesario inducir el parto para proteger la salud de la madre. Sin embargo, en casos no tratados, el pronóstico para el feto suele ser desfavorable.

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