DICCIONARIO MÉDICO

Síndrome de Cockayne

¿Qué es el síndrome de Cockayne?

El síndrome de Cockayne es una enfermedad genética rara de herencia autosómica recesiva, descrita inicialmente por el médico inglés Edward Alfred Cockayne en la década de 1930. Este síndrome es un trastorno multisistémico que provoca el envejecimiento prematuro y se caracteriza por un crecimiento y desarrollo físico y neurológico considerablemente más lento de lo normal, pérdida de audición, sensibilidad a la luz solar y deterioro progresivo del sistema nervioso.

Este síndrome, también conocido como enanismo de Cockayne, se clasifica en tres tipos principales: tipo 1 (clásico o moderado), tipo 2 (grave o temprano) y tipo 3 (leve o tardío). Cada tipo varía en gravedad y en el momento de inicio de los síntomas. El tipo 1 suele diagnosticarse durante la infancia temprana cuando los signos de retraso en el crecimiento y en el desarrollo se hacen evidentes. El tipo 2 es más grave y generalmente se reconoce al nacimiento. El tipo 3 es la forma más leve y los síntomas pueden no aparecer hasta más tarde en la infancia o incluso en la adolescencia.

Los síntomas comunes de todas las formas de síndrome de Cockayne incluyen un crecimiento y desarrollo más lento de lo normal que resulta en estatura baja y microcefalia, pérdida de audición, sensibilidad a la luz solar que puede resultar en quemaduras en la piel tras una exposición mínima al sol, y deterioro neurológico que puede incluir pérdida de las habilidades motoras previamente adquiridas, dificultades para moverse, rigidez en las articulaciones y problemas de equilibrio y coordinación. Muchas personas con síndrome de Cockayne también presentan características faciales distintivas, como un rostro delgado y anguloso, una nariz grande y prominente, y orejas grandes.

El síndrome de Cockayne es causado por mutaciones en los genes ERCC6 o ERCC8, que juegan un papel crucial en la reparación del ADN. Como resultado de estas mutaciones, las células del cuerpo son menos capaces de reparar el daño al ADN, lo que resulta en una acumulación de daño al ADN que puede afectar a muchos órganos y sistemas del cuerpo.

El diagnóstico del síndrome de Cockayne se basa en los signos y síntomas clínicos, y puede confirmarse mediante pruebas genéticas que identifican mutaciones en los genes ERCC6 o ERCC8. Desafortunadamente, no existe una cura para el síndrome de Cockayne, y el tratamiento se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Esto puede incluir terapia física y ocupacional para mejorar las habilidades motoras y la coordinación, audífonos para ayudar con la pérdida de audición, y protección solar estricta para evitar quemaduras en la piel.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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