DICCIONARIO MÉDICO

Síndrome de Sézary

¿Qué es el síndrome de Sézary?

El síndrome de Sézary es una forma agresiva de linfoma cutáneo de células T, un tipo de cáncer que afecta a los linfocitos T, que son componentes vitales del sistema inmunológico.

Este síndrome lleva el nombre de Albert Sézary, el dermatólogo francés que lo describió por primera vez en 1938. Se caracteriza por la proliferación anómala y maligna de linfocitos T, lo que resulta en erupciones cutáneas severas, prurito intenso y, eventualmente, afectación de órganos internos. La piel muestra enrojecimiento difuso, descamación y, en ocasiones, formación de tumores.

El síndrome de Sézary es una enfermedad rara, y su prevalencia exacta es desconocida, sin embargo, es una de las formas más raras de linfoma cutáneo de células T, representando aproximadamente el 3% de todos los casos de esta enfermedad. Suele afectar a adultos mayores, con una edad media de diagnóstico de alrededor de 60 años, y se observa con mayor frecuencia en hombres que en mujeres.

El diagnóstico del síndrome de Sézary puede ser un proceso exhaustivo y metódico, que implica análisis de sangre, biopsias de piel y, a veces, estudios de imagen para evaluar la extensión de la enfermedad. Los análisis de sangre pueden revelar un recuento elevado de linfocitos T o células de Sézary, que son linfocitos T malignos con alteraciones morfológicas características. Las biopsias de piel, por otro lado, pueden confirmar la presencia de linfocitos T malignos infiltrando la epidermis y la dermis.

El tratamiento para el síndrome de Sézary es multifacético e incluye terapias dirigidas, inmunomoduladores, quimioterapia, terapias biológicas y fotoféresis extracorpórea. Los objetivos del tratamiento son controlar los síntomas cutáneos, reducir la carga tumoral y mejorar la calidad de vida. La terapia dirigida se enfoca en atacar las células cancerosas sin afectar las células normales, mientras que los inmunomoduladores buscan modificar la respuesta inmunitaria del cuerpo para combatir el cáncer. La quimioterapia utiliza medicamentos para destruir las células cancerosas, y la fotoféresis extracorpórea es un procedimiento que trata la sangre con luz ultravioleta para eliminar las células malignas.

Además de las terapias oncológicas estándar, el manejo de los síntomas cutáneos es fundamental. Los corticosteroides tópicos y los inhibidores de la calcineurina pueden ser útiles para controlar el prurito y la inflamación. Los retinoides orales y los agentes inmunomoduladores como el interferón alfa pueden usarse para controlar la enfermedad cutánea y sistémica. En casos avanzados o refractarios, puede considerarse el trasplante de células madre hematopoyéticas.

La prognosis del síndrome de Sézary es variable y depende de diversos factores como la etapa en la que se diagnostica la enfermedad, la respuesta al tratamiento y la presencia de complicaciones. Dado el curso agresivo de la enfermedad, la detección temprana y el tratamiento inmediato son cruciales. Aunque algunos pacientes pueden alcanzar la remisión con el tratamiento, la recaída es común, y la enfermedad puede ser refractaria a las terapias convencionales en algunos casos.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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