Tarsectomía cuneiforme

¿Qué es la tarsectomía cuneiforme?

La tarsectomía cuneiforme es una intervención quirúrgica específica del pie que se centra en los huesos cuneiformes, los cuales son parte integral del tarso, una agrupación de siete huesos situados en la parte posterior del pie. Los huesos cuneiformes, que son tres en número (medial, intermedio y lateral), se sitúan en una fila entre los huesos del metatarso y el navicular.

Esta cirugía, que implica la remoción parcial o total de uno o más de los huesos cuneiformes, se lleva a cabo para aliviar el dolor, corregir deformidades y mejorar la función del pie. La intervención se realiza bajo anestesia general o regional y puede requerir un periodo de hospitalización.

Es relevante señalar que la tarsectomía cuneiforme es una opción quirúrgica que se considera cuando los tratamientos no quirúrgicos no han conseguido resultados satisfactorios. Las condiciones que pueden conducir a la necesidad de una tarsectomía cuneiforme incluyen deformidades del pie, como el pie plano, enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, lesiones traumáticas graves y tumores óseos.

A pesar de ser una cirugía invasiva, los resultados a largo plazo de la tarsectomía cuneiforme suelen ser favorables. Los pacientes suelen experimentar un alivio significativo del dolor y una mejora en la función del pie, lo que les permite retomar sus actividades diarias.

El periodo postoperatorio tras una tarsectomía cuneiforme implica inmovilización del pie y rehabilitación. La fisioterapia es esencial en este proceso, ayudando al paciente a recuperar la movilidad y fuerza en el pie.

Es crucial entender que, como toda cirugía, la tarsectomía cuneiforme conlleva riesgos, incluyendo infección, sangrado, daño a los nervios, y complicaciones relacionadas con la anestesia. El cirujano y el equipo médico trabajan arduamente para minimizar estos riesgos y garantizar la seguridad del paciente.

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