DICCIONARIO MÉDICO

Temblor cinético

¿Qué es el temblor cinético?

El temblor cinético, también conocido como temblor de intención, es una categoría de temblor que se manifiesta durante movimientos voluntarios dirigidos hacia un objetivo. Es un fenómeno neurológico que puede ser indicativo de diversas afecciones médicas, principalmente trastornos del sistema nervioso central.

El temblor cinético se caracteriza por un incremento de la amplitud del temblor conforme el movimiento se acerca a su objetivo, lo que a menudo resulta en movimientos descoordinados y dificultad para realizar tareas precisas con las manos, como comer con utensilios, escribir, o atarse los cordones de los zapatos. Este tipo de temblor se diferencia de otros como el temblor de reposo, que se presenta cuando las extremidades están en reposo, y el temblor postural, que ocurre cuando una persona mantiene una postura contra la gravedad.

El temblor cinético es comúnmente asociado con daños en el cerebelo o sus vías de conexión. El cerebelo es una parte del cerebro que juega un papel crucial en la coordinación y precisión de los movimientos, el equilibrio y el aprendizaje motor. Por lo tanto, trastornos que afecten el cerebelo, como el accidente cerebrovascular, los tumores cerebrales, la esclerosis múltiple o la enfermedad de Wilson, pueden presentar temblor cinético como uno de sus síntomas. Asimismo, ciertos medicamentos pueden provocar temblor cinético como efecto secundario.

El diagnóstico del temblor cinético se basa en una evaluación clínica que incluye la historia médica del paciente y un examen físico y neurológico detallado. En algunos casos, puede ser necesario realizar pruebas adicionales como análisis de sangre, estudios de neuroimagen como la resonancia magnética (RM), y pruebas neurofisiológicas para determinar la causa subyacente del temblor.

El tratamiento del temblor cinético se centra en manejar la condición subyacente que lo causa. Los medicamentos que se utilizan para tratar el temblor dependen de la enfermedad subyacente y pueden incluir beta-bloqueantes, anticonvulsivos y tranquilizantes. En casos más severos, cuando los síntomas son debilitantes y no responden a la medicación, se puede considerar los ultrasonidos focalizados (HIFU) o  intervenciones quirúrgicas como la estimulación cerebral profunda.

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