DICCIONARIO MÉDICO

Toxoplasma

¿Qué es Toxoplasma?

Toxoplasma es un género de protozoos parásitos unicelulares, y la especie más relevante para la medicina humana es Toxoplasma gondii. Este parásito es el agente causal de la toxoplasmosis, una enfermedad infecciosa que puede afectar a muchos animales, incluyendo a los humanos. La toxoplasmosis puede ser adquirida de varias maneras, como la ingestión de carne mal cocida que contiene quistes del parásito, la ingestión de agua o alimentos contaminados con ooquistes esporulados presentes en las heces de un felino infectado, o por transmisión de madre a hijo durante el embarazo.

Toxoplasma gondii presenta un ciclo de vida complejo que incluye una fase sexual que ocurre solo en los felinos, considerados el huésped definitivo del parásito, y una fase asexual que puede ocurrir en una variedad de huéspedes intermediarios, incluyendo a los humanos. En el huésped intermediario, el parásito puede existir en dos formas: como taquizoitos, que son formas de replicación rápida que pueden causar la destrucción del tejido, y como bradizoitos, que son formas de replicación lenta que forman quistes tisulares y pueden permanecer latentes en el huésped durante años o incluso décadas.

La mayoría de las infecciones por Toxoplasma gondii en humanos son asintomáticas, ya que el sistema inmunológico es generalmente capaz de contener la infección. Sin embargo, en personas inmunodeprimidas, como aquellos con VIH/SIDA, las infecciones por Toxoplasma pueden causar enfermedad grave y potencialmente mortal. En estos casos, los síntomas pueden incluir fiebre, linfadenopatía, dolores musculares y articulares, y en casos graves, encefalitis toxoplásmica, una inflamación del cerebro que puede causar cefalea, convulsiones, confusión y alteraciones neurológicas.

Otro grupo de alto riesgo para la enfermedad por Toxoplasma son las mujeres embarazadas no inmunizadas previamente. Si una mujer se infecta por primera vez durante el embarazo, el parásito puede ser transmitido al feto a través de la placenta, con el potencial de causar aborto espontáneo, muerte fetal, o una variedad de defectos congénitos que pueden incluir retardo del crecimiento, microcefalia, calcificaciones cerebrales, convulsiones, y coriorretinitis, una inflamación del ojo que puede llevar a la ceguera.

El diagnóstico de la toxoplasmosis se realiza a menudo mediante pruebas serológicas que detectan la presencia de anticuerpos específicos contra Toxoplasma gondii en la sangre del paciente. En algunos casos, se pueden utilizar técnicas de imagen como la tomografía computarizada o la resonancia magnética para detectar lesiones cerebrales en pacientes con encefalitis toxoplásmica, o pruebas de ultrasonido para detectar signos de infección en fetos de mujeres embarazadas infectadas.

El tratamiento para la toxoplasmosis generalmente incluye medicamentos antiparasitarios como la pirimetamina y la sulfadiazina, que actúan inhibiendo la replicación del parásito. En personas inmunodeprimidas y en mujeres embarazadas con infección activa, también se puede administrar ácido folínico para prevenir los efectos secundarios de la pirimetamina sobre la médula ósea. En algunos casos de toxoplasmosis ocular o encefalitis toxoplásmica, puede ser necesario el uso de corticosteroides para reducir la inflamación.

La prevención de la toxoplasmosis se basa en la adopción de medidas higiénicas, como lavarse las manos después de manipular carne cruda o de tener contacto con gatos o suelo potencialmente contaminado, cocinar la carne a temperaturas suficientemente altas para matar los quistes del parásito, y evitar el consumo de agua o alimentos que puedan estar contaminados con ooquistes de Toxoplasma. Para las mujeres embarazadas, se aconseja evitar la limpieza de las cajas de arena para gatos y la ingestión de carne cruda o mal cocida.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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