DICCIONARIO MÉDICO

Vitreorragia

¿Qué es la vitreorragia?

La vitreorragia, también conocida como hemorragia vítrea, es una afección ocular que se caracteriza por la presencia de sangre en el humor vítreo, el gel transparente y viscoso que ocupa la cavidad posterior del globo ocular, situada entre la retina y el cristalino. La acumulación de sangre en esta región puede afectar la transmisión de luz hacia la retina, lo que puede generar síntomas como visión borrosa, disminución de la agudeza visual, moscas volantes (miodesopsias) o sombras en el campo visual.

La vitreorragia puede tener diversas causas, entre las que destacan:

  • Retinopatía diabética proliferativa: Esta complicación del diabetes mellitus se caracteriza por el crecimiento anormal de vasos sanguíneos en la retina, que pueden ser frágiles y propensos a sangrar.
  • Desprendimiento de retina: La separación de la retina del tejido subyacente puede causar la ruptura de los vasos sanguíneos y la consiguiente hemorragia vítrea.
  • Traumatismos oculares: Lesiones en el ojo, ya sean contusas o penetrantes, pueden dañar los vasos sanguíneos y provocar una vitreorragia.
  • Oclusión vascular retiniana: La obstrucción de los vasos sanguíneos en la retina puede generar isquemia y la formación de neovasos anormales que pueden sangrar en el vítreo.
  • Rotura de vasos sanguíneos anormales: La presencia de vasos sanguíneos anormales en la retina, como en la degeneración macular asociada a la edad o la coroidopatía serosa central, puede dar lugar a vitreorragias.

El diagnóstico de la vitreorragia se basa en el examen oftalmológico, que incluye la evaluación de la agudeza visual, la presión intraocular y el fondo de ojo mediante oftalmoscopia indirecta o retinografía. En casos en los que la hemorragia dificulta la visualización de la retina, se puede recurrir a técnicas de imagen como la ecografía ocular B-scan o la tomografía de coherencia óptica (OCT).

El tratamiento de la vitreorragia depende de la causa subyacente, la extensión de la hemorragia y el estado clínico del paciente. En casos leves y asintomáticos, se puede optar por un seguimiento clínico y la observación, ya que la sangre puede reabsorberse de forma espontánea. Sin embargo, en casos de hemorragias extensas o que afectan significativamente la visión, puede ser necesario un tratamiento específico, que puede incluir la fotocoagulación con láser, la inyección intravítrea de fármacos antiangiogénicos o la vitrectomía, un procedimiento quirúrgico para extraer el humor vítreo y tratar la afección subyacente.

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