Protección solar para prevenir el cáncer de piel
Hoy por hoy el cáncer de piel ocupa el número uno en el ránking de tumores de mayor incidencia en el ser humano.
Se calcula que aproximadamente el 50% de las personas mayores de 65 años pueden llegar a desarrollar un tumor de piel, si bien se desconoce con exactitud su incidencia real.
No obstante, es necesario subrayar el carácter prevenible y curable del cáncer cutáneo.
Según recientes estadísticas, la incidencia mundial de este tumor cutáneo es creciente, aunque varía mucho según las áreas geográficas. En general, entre las principales causas extrínsecas que inciden en el desarrollo de un cáncer de piel figura el tiempo total de radiación ultravioleta que un individuo ha recibido. Esto explica que la mayor parte de los tumores aparezcan en personas mayores que han recibido una exposición solar intensa y duradera a lo largo de muchos años y la cara sea lugar donde se localiza con mayor frecuencia.
La forma de actuación de la radiación ultravioleta como agente carcinógeno guarda, además, una estrecha relación con las características genéticas de cada individuo. Por ello, el tipo de piel con el que nacemos condiciona la respuesta de las células cutáneas a la acción de los rayos ultravioletas. Ante la misma dosis y duración de la radiación solar, la reacción celular dependerá de cada tipo de piel determinado.
Fotoprotección, el arma más eficaz
Reducir la exposición a la radiación solar y tomar las medidas necesarias de fotoprotección son armas fundamentales en el decrecimiento de la incidencia de los tumores cutáneos en general. El objetivo de la fotoprotección es prevenir el daño que la exposición a la radiación ultravioleta provoca en la piel.
Pueden establecerse tres principios básicos de la fotoprotección.
El primero es reducir la irradiación solar, disminuyendo el tiempo de exposición solar, especialmente durante las horas del mediodía. El segundo consiste en emplear ropa protectora, además de sombrero y gafas y el tercero reside en utilizar un fotoprotector de amplio espectro que proteja frente a radiaciones UVA y UVB.
Conviene tener en cuenta que el nivel de irradiación recibida varía según el momento y el punto de la superficie terrestre. Así, cuanto más cerca nos situemos del Ecuador y estemos a mayor altura, el nivel de radiación recibido será mayor.
Asimismo, la irradiación aumenta durante las horas del mediodía, en los meses de verano y en los días claros, sin nubes y con menos partículas en suspensión.
Cabe señalar también que la protección ultravioleta que proporciona la ropa depende de varios factores como el tipo de tejido, el color y el grado de humedad de las fibras, entre otros.
Consejos para un bronceado seguro
Los consejos para obtener un bronceado seguro comenzarían por disminuir la dosis de irradiación solar evitándola en el intervalo horario comprendido entre las 12 y las 16 horas. Utilizar sombrero con alas, ropa adecuada y gafas de sol homologadas es otra medida importante.
Además, es necesario emplear un fotoprotector adecuado al tipo de piel y a las condiciones de la exposición solar. La aplicación debe hacerse sobre la piel limpia, hidratada y exenta de productos que contengan alcohol o perfumes, como colonias o desodorantes. Es necesario agitar bien el fotoprotector antes de su uso y aplicarlo 30 minutos antes de la exposición solar. Se debe volver a aplicar cada 2 ó 3 horas, según la actividad que se realice y, especialmente, después de cada baño o ejercicio intenso.
Es necesario emplear una cantidad suficiente -como norma la mano llena- para cubrir toda la superficie corporal. Deberá extenderse por todas las zonas expuestas, incluidos los pabellones auriculares, hombros, parte posterior de las rodillas y dorso de pies. No es aconsejable realizar una excesiva fricción al aplicar el fotoprotector, ya que se disgregan las partículas y disminuye su actividad