La vida tras un ictus
Es importante detectar y actuar ante los primeros síntomas de un ictus,que suelen ser bruscos o repentinos.
Entre otros tenemos las alteraciones de la visión (pérdida brusca, visión doble...), pérdida de sensibilidad (sensación de acorchamiento u hormigueo) y/o de fuerza en un lado del cuerpo (por ejemplo en la cara, brazo o pierna derechos o izquierdos), alteraciones en el habla (para expresarse o para entender lo que nos dicen), dolores intensos de cabeza que no son habituales, desequilibrio, alteraciones en la conciencia...
El cuidado
No siempre implica que una persona no sea autónoma. El cuidado también se da cuando acompañas a alguien a quien quieres y le proporcionas ayuda mayor o menor en cualquieractividad física, intelectual, social, emocional o espiritual. El cuidado ideal de los afectados por un ictus suele ser el que realiza la propia familia. Es común que los familiares sean los que se encarguen del cuidado; son las personas que mejor conocen al paciente y las que más interés personal van a poner en su recuperación.
Sabemos que es algo difícil para ustedes, también que hay sentimientos encontrados de rabia, miedo e impotencia y a la vez pena, pero es importante que salgan adelante y que intenten aprender este cuidado cuanto antes para facilitar su vuelta a casa. Si ustedes se van a hacer cargo del cuidado, es importante que aprendan de los profesionales durante la hospitalización y que pregunten para así cuidar con mayor seguridad en casa. Consúltenos también dónde pueden encontrar información sobre el ictus.
Cuidando o siendo cuidado
Quisiéramos remarcar la importancia de la opinión del paciente también en esta situación de cuidado. Planifiquen cosas juntos y aprovechen los buenos momentos de la vida. Como verán en el apartado del Autocuidado, no nos olvidamos del familiar, que no debe sobrecargarse, ni olvidarse de él mismo en ciertos momentos.
Vida social
No permitan que el ictus cambie su vida completamente. No tengan miedo a salir a la calle. Está demostrado que una vida social activa mejora el estado psicológico del paciente y favorece la recuperación . Además a usted, cuidador, se le anima también a mantener sus contactos sociales, será una buena manera de evadirse. No deben esconderse de los demás, ni temer encontrarse con sus amistades de siempre. Aunque la vida social es algo muy personal y casi siempre es responsabilidad de uno mismo, es posible que necesiten consejo o información en cuanto a qué vida social es la más adecuada para su caso o para buscar alternativas sociales y de cuidado.
Busquen asesoramiento para sus actividades de ocio. Consulte con su médico la posibilidad de seguir trabajando o no de acuerdo con su condición física y el tipo de trabajo que usted normalmente desempeñaba. Es posible que estén pensando, ¿cómo voy a tener vida social si no puedo dejar a mi familiar solo? O ¿cómo vamos a salir, si no tenemos ascensor? O quizá sea usted, paciente, quien prefiere no salir por que se pone nervioso... Es aquí donde hay que plantear alternativas, si no pueden salir a la calle por determinados motivos, plantéense por ejemplo, una vida social en casa, promuevan visitas, organicen actividades, hagan viajes, ejercicio... Les animamos a que ustedes mismos busquen esas alternativas a las actividades sociales que solían llevar a cabo antes, si es que ahora no pueden hacerlas. Párense a pensar qué cambios se han producido en su vida social y qué posibilidades, por muy remotas que sean, tienen de mejorarla.
Autocuidado
Hemos comentado ya la posibilidad de que el afectado por el ictus necesite de cuidados. También hemos comentado la importancia de que la familia sea quien se dedique a dar este cuidado para la recuperación del paciente. Sin embargo, no debemos olvidar la importancia del AUTOCUIDADO tanto del paciente como de quien se dedique a cuidar. Un cuidado excesivo del paciente podría limitar su iniciativa y esfuerzo para satisfacer sus propias necesidades de autocuidado.
Queremos decir que hay que cuidar, apoyar y ayudar a su familiar pero debemos evitar la sobreprotección para que ellos también pongan de su parte si pueden. Y en cuanto al cuidador, hay que cuidar de uno mismo para poder cuidar de los demás.
No olviden que el ictus afecta tanto al paciente como a la familia que convive con él y por eso el cuidador está en el derecho de exigir también cuidados. Busquen el apoyo familiar y acepten ayudas.