Intoxicación alimentaria
"La mejor forma de evitar una intoxicación alimentaria es prevenir: higiene, correcta manipulación y cocción segura de los alimentos"
DRA. NEREA CARRASCO ANTÓN
ESPECIALISTA. SERVICIO DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS
¿Qué es la intoxicación alimentaria?
La intoxicación alimentaria es una enfermedad que se produce al consumir alimentos o bebidas contaminadas con gérmenes u otros elementos dañinos.
También puede producirse la intoxicación alimentaria al ingerir agua contaminada con bacterias, parásitos, virus o toxinas, producidas por estos microorganismos.
Esta afección, también conocida como enfermedad de origen alimentario, se refiere específicamente a los casos en los que una toxina presente en los alimentos provoca la enfermedad.

Síntomas de la intoxicación alimentaria
Los síntomas varían según la causa y pueden aparecer a las pocas horas o hasta varias semanas después de consumir el alimento. Entre los signos más comunes se encuentran:
- Malestar estomacal
- Vómitos
- Diarrea
- Dolor de estómago y calambres abdominales
- Fiebre
- Dolor de cabeza
En algunos casos, la intoxicación alimentaria puede afectar el sistema nervioso, provocando síntomas como:
- Visión doble o borrosa
- Pérdida de movilidad en las extremidades
- Dificultad para tragar
- Hormigueo o entumecimiento en la piel
- Debilidad
- Cambios en el tono de voz
- En ciertos episodios pueden presentarse heces con sangre
¿Tiene alguno de estos síntomas?
Si sospecha que padece alguno de los síntomas mencionados,
debe acudir para su diagnóstico a un especialista médico.
Causas de la intoxicación alimentaria
Entre los factores más comunes que pueden provocar una intoxicación alimentaria se incluyen los siguientes.
- Lavado inadecuado de manos: No lavarse las manos antes de manipular alimentos puede transferir bacterias y virus a la comida, aumentando el riesgo de contaminación.
- Falta de desinfección en las áreas de cocina: Superficies y utensilios mal higienizados pueden acumular microorganismos peligrosos que contaminan los alimentos durante la preparación.
- Ingesta de agua no tratada: El agua sin tratamiento adecuado puede contener virus, bacterias y parásitos que provocan infecciones intestinales graves.
- Almacenamiento incorrecto de los alimentos: Guardar los alimentos a temperaturas inadecuadas o dejarlos expuestos al aire libre facilita la proliferación de bacterias y toxinas.
- Contacto de carne o aves crudas con bacterias: La carne cruda puede contener patógenos como Salmonella o E. coli y, si no se maneja adecuadamente, puede contaminar otros alimentos.
- Consumo de productos lácteos o alimentos con mayonesa que han permanecido fuera del refrigerador demasiado tiempo: Los lácteos y preparaciones con mayonesa favorecen el crecimiento de bacterias si no se mantienen refrigerados correctamente.
- Alimentos refrigerados o congelados que no se conservan ni recalientan a la temperatura adecuada: La ruptura de la cadena de frío o un recalentamiento insuficiente pueden permitir la proliferación de microorganismos peligrosos.
- Ingesta de pescados u ostras crudas: El consumo de estos productos sin cocción puede exponer al organismo a parásitos y bacterias como Vibrio y Anisakis.
- Consumo de frutas o verduras sin lavar correctamente: Estos alimentos pueden contener residuos de pesticidas, bacterias o parásitos si no se lavan con agua potable antes de su consumo.
- Ingesta de lácteos no pasteurizados: La falta de pasteurización deja intactos microorganismos peligrosos como E. coli, Listeria y Salmonella, que pueden causar enfermedades graves.
- Consumo de huevos mal cocidos: La cocción insuficiente no elimina patógenos como Salmonella, E. coli o Trichinella, presentes en carnes crudas y huevos contaminados.
¿Cómo se diagnostica la intoxicación alimentaria?
El diagnóstico de la intoxicación alimentaria se basa en los síntomas del paciente, el examen físico y la historia clínica. El médico evaluará signos de dolor estomacal y deshidratación.
En algunos casos, pueden realizarse pruebas de laboratorio en muestras de heces o en los alimentos consumidos para identificar el microorganismo responsable.
En situaciones más graves, se puede recurrir a una sigmoidoscopia para detectar posibles fuentes de sangrado o infección en el intestino.
Tratamiento de la intoxicación alimentaria
El tratamiento de la intoxicación alimentaria se centra en el control de los síntomas y la prevención de complicaciones, como la deshidratación. Su abordaje varía en función de la gravedad del cuadro clínico.
Hidratación y soporte nutricional
La reposición de líquidos y electrolitos es esencial para contrarrestar la pérdida provocada por los vómitos y la diarrea. En casos leves o moderados, la rehidratación oral suele ser suficiente. En situaciones de deshidratación severa, puede ser necesaria la administración intravenosa de líquidos.
La alimentación debe reintroducirse de manera progresiva. Se recomienda iniciar con una dieta de fácil digestión, evitando alimentos grasos, azucarados o lácteos en las primeras horas.
Tratamiento según la gravedad
- Deshidratación leve a moderada: Se recomienda vigilar síntomas como sequedad bucal, reducción del volumen urinario o mareo, que pueden indicar una evolución hacia un cuadro más grave.
- Deshidratación severa: Signos como letargo, piel seca, disminución de la diuresis o alteraciones del estado de conciencia requieren atención médica urgente para la administración de líquidos por vía intravenosa.
Uso de fármacos
- Antidiarreicos: Fármacos como la loperamida pueden reducir la frecuencia de las deposiciones, aunque su uso debe ser evaluado en función del cuadro clínico. En casos de fiebre alta, diarrea sanguinolenta o infecciones bacterianas, pueden estar contraindicados.
- Antibióticos: No suelen ser necesarios en la mayoría de los casos, ya que muchas infecciones son autolimitadas. Sin embargo, su administración puede ser indicada en infecciones graves por Salmonella, Shigella, Campylobacter o Listeria, en pacientes inmunodeprimidos o en presencia de sepsis.
¿Dónde la tratamos?
EN NAVARRA Y MADRID
El Servicio de Enfermedades Infecciosas
de la Clínica Universidad de Navarra
Diagnóstico y tratamiento de las enfermedades producidas por un agente infeccioso, que puede ser bacteria, virus, hongo y protozoo. Las infecciones afectan a las personas provocando procesos muy distintos que se pueden localizar en cualquier tejido del cuerpo humano, por lo que exige un abordaje específico.
Este servicio desempeña su actividad en tres frentes: labor asistencial, centrada en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades infecciosas; docencia, con formación de alumnos de medicina, médicos residentes y enfermeras; y vocación investigadora, a través de desarrollo de estudios clínicos y de laboratorio.
Organizados en unidades asistenciales
- Infecciones asociadas a biomateriales.
- Infecciones nosocomiales (multirresistencias).
- Infecciones en pacientes inmunodeprimidos.
- Infección comunitaria.
- Medicina del viajero.
- Programa de uso prudente y optimización de terapia antiinfecciosa.
- Control de la infección por microorganismos multirresistentes.

¿Por qué en la Clínica?
- Realizamos la valoración del viajero y las pruebas analíticas en menos de 24 horas.
- Consulta de Segunda Opinión cuando la infección no acaba de resolverse.
- Velamos por el uso prudente de antibióticos.