Prótesis de cadera
Historia de Abderrahman
A Abderrahman, paciente de la Clínica, se le implantó una prótesis de fémur.
Abderrahman T. se dedica al negocio inmobiliario en Marruecos, su país. En el reino alauita la crisis de la construcción no ha tenido el mismo calado que en España. El volumen de negocio de este promotor, de 45 años, casado y padre de dos hijas, no ha resultado afectado por la burbuja inmobiliaria española. Tanto es así que tan sólo 48 horas después de haber sido sometido a una importante operación quirúrgica de cadera en la Clínica, el portátil de Abderrahman ya estaba a pleno rendimiento.
Desde su habitación en el centro hospitalario, mediante correo electrónico y la webcam de su ordenador, mantuvo en todo momento la conexión con su empresa y su familia. En especial con sus dos hijas. Siempre a su lado, su mujer Imane.
La familia T. es natural de Tetuán, ciudad en la que residen. Debido a sus numerosos negocios, las relaciones profesionales de Abderrahman con diferentes países europeos son frecuentes.
Sin embargo, desde hace años, cuando el problema médico que le afecta a él u otros miembros de su familia es delicado, viajan a Pamplona para ser atendidos en la Clínica Universidad de Navarra.
La elección de este centro médico por una gran parte de esta familia tetuaní la inició un tío de Abderrahman, a raíz de su relación profesional con España y gracias al consejo del presidente de la empresa para la que trabajaba.
Más tarde, fue una hermana del propio Abderrahman quien también acudió a la Clínica a tratarse de una grave enfermedad. Este fue el detonante para que Abderrahman, su mujer y sus dos hijas mantengan también una estrecha relación médica con el centro hospitalario pamplonés.
El empresario marroquí fue intervenido el pasado mes de febrero por el equipo del doctor Juan Ramón Valentí, director del Departamento de Traumatología de la Clínica, de una lesión importante en la cadera, de cuatro años de evolución. Durante la intervención le implantaron una prótesis total de 20 cm.
Hace tres años y medio, a los 41, acudió por primera vez a la consulta del doctor Valentí en la Clínica. Abderrahman llevaba meses sintiendo dolor y dificultad en la movilidad de la cadera. En aquella ocasión, los especialistas de Pamplona le recomendaron practicar ejercicios controlados y algún deporte, como natación y ciclismo, además de controlar el peso y las cargas.
No obstante, le advirtieron de que, en un plazo medio de tiempo, el dolor iría en aumento y sería necesaria una intervención quirúrgica para implantarle una prótesis de cadera. A los tres años de aquella primera consulta, el dolor se había intensificado y Abderrahman solicitó una nueva consulta con el traumatólogo para planificar ya la operación, intervención que tuvo lugar el pasado mes de febrero en la Clínica.
¿Cuál fue el detonante de su lesión en la cadera?
Cuando a los 11 años tuve el accidente de tráfico en Marruecos, sufrí diversas fracturas, entre ellas una en el cuello del fémur, una zona que con los años se ha ido desgastando. Lo cierto es que estuve muy mal. De esa fractura de fémur me operaron en Francia. El traumatólogo que me intervino, hace más de 30 años, era toda una eminencia. Lo que ocurrió es que en Marruecos me diagnosticaron la lesión tres o cuatro meses más tarde.
Durante estos años ¿ha podido desarrollar una vida normal?
Sí, he estado bien. He llevado una vida normal y he practicado mucho deporte. Pero hace 4 ó 5 años comencé a notar dolor y molestias en la cadera. Lo cierto es que me tenía que haber operado entonces pero, después todas las operaciones que me hicieron como consecuencia del accidente, cogí una fobia increíble a los quirófanos.
¿En cuántas ocasiones le habían operado con anterioridad?
Me llegaron a operar 6 ó 7 veces. Así que tenía un miedo horrible a volver a pasar por el quirófano. Pero cuando llegué a la Clínica, me vio en consulta el doctor Valentí y enseguida me transmitió mucha confianza.
El doctor Valentí, ¿le presentó alguna otra alternativa de tratamiento al margen de la intervención quirúrgica?
Realmente no había otra opción. La alternativa a operar era seguir sufriendo.
Semanas después de la intervención, ¿cómo se encuentra?
Todo ha ido muy bien. La verdad es que estoy muy contento. Tras la operación llegué a llorar de emoción al ver lo bien que había resultado.
El doctor Valentí le ha augurado un buen pronóstico de la evolución de su lesión.
Sí, me ha dicho que está muy contento.
El día que le dieron el alta, ocho días después de la operación, ¿recuerda cómo se encontraba?
Bastante bien. Todavía un poco dolorido, pero con muchas ganas. La intervención no había sido nada sencilla. Me implantaron una prótesis de 20 cm de larga en el cuello del fémur.
Tras la operación, ¿podrá volver a practicar deporte con asiduidad, tal y como hacía antes?
Sí, volveré a hacer deporte, natación, bicicleta y tenis. Seguro que volveré a practicarlos, incluso alguno de ellos me puede venir bien como rehabilitación.
Con motivo de esta intervención ¿era la primera vez que acudía a la Clínica?
Con anterioridad había estado dos veces. La primera de ellas para visitar a mi difunto tío que ya falleció de un cáncer de hígado y al que le llegaron a hacer un trasplante. Al principio se fue a Houston, pero le aconsejaron que estaría mejor aquí, en la Clínica Universidad de Navarra. Después, al cabo de unos años vino mi hermana mayor a tratarse de una enfermedad delicada pero, gracias a Dios, se la cogieron a tiempo y actualmente está muy bien. Fue ella quien nos aconsejó que nos hiciéramos el seguro médico con la Clínica. Y así lo hicimos toda la familia, también mi mujer, mis dos hijas y otra hermana.
Pero con las estrechas relaciones profesionales que mantiene con otros países europeos, como Francia, ¿por qué ha elegido la Clínica?
Yo vivo en la ciudad de Tetuán, en Marruecos, muy cerca de Ceuta. Tengo muchísimos amigos españoles y me entiendo muy bien con ellos. Tenemos una mentalidad parecida, a pesar de que cursé mis estudios en un Liceo francés. Mi tío representaba a Porcelanosa en Marruecos desde hacía mucho tiempo y fueron los dueños de la empresa quienes le aconsejaron que viniera a tratarse a la Clínica. Yo sé que durante su ingreso se sintió, en todo momento, muy bien tratado. Y yo puedo decir lo mismo.
Si otra persona tuviese un problema similar al suyo ¿qué le recomendaría?
Que viniese a la Clínica. Puedo decir que en todo momento he sentido una gran sensibilidad de todos los profesionales hacia el paciente. Si tuviera otro problema médico, volvería sin ninguna duda.