Trastorno somatomorfo
Historia de Diana
Diana estaba viviendo una vida normal como cualquier adolescente de Kazajistán cuando, en septiembre de 2013, comenzó a no sentir su muñeca. Ingresó en el hospital y sintió que ya no podía caminar. Tenía 13 años.
Tras dos años de consultas médicas, la joven viajó junto a su madre hasta la Clínica Universidad de Navarra en busca de alcanzar su sueño de volver a caminar. Era la primera vez que la joven salía de su país. Fueron necesarios 4 meses de esfuerzo personal y trabajo especializado para lograr el milagro.
Diana estaba viviendo una vida normal como cualquier adolescente de Kazajistán cuando, en septiembre de 2013, comenzó a no sentir la su muñeca. “Fuimos al hospital de mi ciudad, Kokshetau, y a los dos días ya no podía andar. Fue un schok muy grande porque los médicos decían que no podían ofrecer un buen pronóstico. Escuchar eso con 13 años resulta muy difícil”.
Después de dos años de consultas médicas, el Ministerio de Salud de su país le aconsejó acudir a la Clínica Universidad de Navarra. Viajó con su madre. Tras realizarle numerosas pruebas y exploraciones muy detalladas, los especialistas comprobaron que Diana no sufría ninguna lesión física ni fallo neurológico que le impidiera caminar.
Indagando en su historial médico, concluyeron que el problema físico que le ocurrió en su mano hace dos años desembocó en un trastorno somatomorfo. “Este trastorno se produce como consecuencia de un problema físico que, en algunas personas, genera una ansiedad e incluso depresión desproporcionados para la causa inicial. Los síntomas pueden llevar a la parálisis”, explica el doctor Soutullo, psiquiatra infantil de la Clínica.
“En el caso de Diana, su ansiedad hizo que la parálisis fuese a peor, produciéndole contracturas y atrofia de los músculos, lo que le causó mucho miedo y le reafirmó en que se trataba de algo grave. Es un círculo vicioso que hay que romper”.
Psiquiatras, neuropediatras, fisioterapias y especialistas en Rehabilitación tenían delante el reto de “transmitir a una persona que llevaba dos años sin caminar que iba a poder hacerlo”, recuerda la doctora Dra. Rocío Sánchez-Carpintero, neuropediatra.
Tras cuatro meses de trabajo intenso por parte de Diana, la joven kazaja lograba el momento más esperado desde hacía dos años: conseguir levantarse de su silla de ruedas. Lo logró mientras estaba en sesión de Rehabilitación, un momento “muy emocionante”, relata Diana, que ha realizado un cortometraje que muestra su espectacular evolución.
“Me gustaría inspirar con mi historia a otros jóvenes que estén atravesando situaciones como ésta. Me gustaría decirles nunca tiren toalla, que crean en ellos, porque si tú no crees en ti, ¿quién va a hacerlo por ti?”.
Diana, que ahora tiene 15 años, ya corre, salta, baila hip hop…y sueña con estudiar Arquitectura, quizás en la Universidad de Navarra, en Pamplona, la ciudad a la que viajó en busca de un sueño que se hizo realidad.