Radioembolización hepática. Hepatocarcinoma
Historia de José Luis
Primer paciente tratado con la radioembolización, se encuentra bien, a la espera de un trasplante de hígado.
Hace cuatro años y medio le diagnosticaron un hepatocarcinoma. Lejos de asustarse, este maestro de Educación Primaria nacido en la localidad oscense de Biniés, acudió de nuevo a la Clínica Universitaria de Navarra, donde ya le habían tratado su rodilla, para buscar una solución.
José Luis G., maestro de Primaria en Santa Cilia y vecino de Jaca, fue el primer paciente tratado en España mediante la radioembolización con microesferas marcadas con Ytrio-90. Ahora, casi tres años después, está a la espera de un trasplante de hígado con el que espera mejorar, “aunque no sé exactamente en qué, porque me encuentro bien…”, asegura.
Han pasado más de cuatro años, pero, ¿cómo recibe la noticia de que padece un hepatocarcinoma?
Primero fui al hospital de Jaca y me hicieron unos análisis. Allí vieron algo raro y por eso vinimos a la Clínica. Después de hacerme una biopsia me dijeron que el tumor era canceroso.
¿Qué sintió cuando se enteró de la enfermedad?
Estuve muy tranquilo y no me lo tomé como un problema grave. Pero al decirlo en casa sí que sufrieron. A mí no me parecía para tanto porque me encontraba bien. A mi familia le afectó más. Yo era el más tranquilo de mi familia. Pensé que si lo tenía sólo me quedaba intentar curarme y ya está.
¿Por qué vino a tratarse a la Clínica?
Como me habían hecho aquí también una artroscopia en la rodilla confiaba mucho en la Clínica Universitaria y en sus médicos. No tuve ninguna duda.
¿Cuál fue el desarrollo del tratamiento? ¿Cómo surgió el ofrecimiento del nuevo tratamiento de la radioembolización con microesferas?
Primero nos dijeron que no había solución. Miraron qué se podía hacer y empezaron con embolizaciones y, según lo que se necrosara, seguían. Me hicieron tres embolizaciones, y como iban viendo que los tumores no se acababan de morir me ofrecieron el nuevo tratamiento. Se había necrosado el 75% del tumor. Me dijeron que había una cosa nueva y que si quería me la aplicaban. Me preguntaron si me parecía bien y les dije que por mí, perfecto. Me hicieron una prueba para ver cómo respondería al tratamiento. Y, como fue bien, decidieron hacérmela.
¿No sintió alguna duda al saber que iba a ser el primer paciente tratado con esta nueva técnica tanto en España como en la propia Clínica?
Yo estaba convencido de que iba a salir bien, porque confío mucho en los doctores Quiroga y Sangro y en su equipo. Me dijeron que era una de las cosas que se estaba haciendo con buenos resultados. No tuve ningún inconveniente en ser el primero. Además, con las embolizaciones noté cierta mejoría y, como iba todo bien, decidí seguir adelante. No dudé ni un momento.
¿Cómo se sintió tras completar el tratamiento?
A raíz del tratamiento me encontré mucho mejor. Hasta el punto de que aunque me comentaron la posibilidad de hacerme un trasplante no lo entendía, porque estoy bien. Pero lo cierto es que hace cuatro años el trasplante era inviable y ahora pueden hacérmelo.
Han pasado casi tres años desde el inicio del tratamiento y lleva una vida normal. ¿Qué sensación le queda después de todo lo que ha pasado?
Tengo fe en los médicos y les doy las gracias por lo que han hecho por mí. He pasado de una apatía general a tener muchas ganas de vivir. Y por eso hago de todo: caza, pesca, deporte… Todo lo que puedo. No tengo ninguna secuela. Ningún problema.
¿Qué mensaje enviaría a las personas que se encuentran en una situación similar a la suya?
Aunque soy un poco nervioso, me lo tomé con mucha tranquilidad. Por eso el mensaje que les daría a quienes padezcan lo mismo que yo es de confianza: que confíen en sí mismos y que confíen en los médicos, porque vale la pena. De verdad. Que luchen. Porque luchando se consiguen muchas cosas, como superar esto. Ahora está a la espera de ser trasplantado.
¿Cómo acoge la posibilidad?
Me pueden llamar ahora mismo. Soy el número uno de la lista. Tengo amigos que les han hecho trasplantes y les veo que están muy bien, pero ni he hablado ni quiero hablar con ellos del tema. La gente me dice que irá bien, que no tenga miedo… Y así estoy, que si me llaman ahora mismo, allá que me voy a que me trasplanten ya.