Cáncer de pancreas
Historia de Sonia
Hace dos años y medio, a esta bilbaína le detectaron de forma casual un cáncer de páncreas, del que fue tratado en la Clínica.
Diez horas de trabajo al día al frente de dos colegios internacionales, una familia con tres hijos: Lucas, Julia y Luisa, y la práctica de varios deportes en contacto con la naturaleza constituían el grueso de la actividad diaria e incesante de Sonia. Hasta hace dos años y medio. Fue entonces cuando toda su vida dio un gran frenazo.
Durante un chequeo médico, que no se hubiese hecho si no llega a ganarlo en un torneo benéfico, le detectaron un cáncer de páncreas. Esta bilbaína (1965) reconoce que recibió el diagnóstico “como quien escucha una sentencia de muerte”, recuerda.
Actualmente y después de haber superado sin problemas la operación y posterior quimioterapia, Sonia asegura sentirse totalmente curada, como le confirman sus médicos.
Su vitalidad pronto ha vuelto a ser la original. Tanto es así que ha podido retomar su vida con total plenitud, tal y como era antes del cáncer. Esta educadora admite que aunque la enfermedad fue una noticia infausta, posteriormente, le ha hecho repensar y reaprender cuestiones vitales.
Conocía la Clínica Universidad de Navarra con anterioridad, ya que cuatro años atrás se había hecho un chequeo aprovechando la visita de su marido por unas pruebas que debían hacerle.
Así que una vez le dieron el diagnóstico inicial voló a Pamplona para pedir una segunda opinión. “La confirmación del diagnóstico en la Clínica fue tan clara, concreta y concisa que me atreví incluso a retarla y pregunté a mi médico, el Dr. Javier Rodríguez, ‘¿Y qué pasa si no me trato? Yo me encuentro fenomenal, no tengo ni un síntoma’. Entonces él me explicó de forma mucho más clara mi situación.
Eso también me salvó. Hay que ser muy valiente y estar muy comprometido con tu profesión para no caer en la complacencia que la natural propensión a la compasión pueda generar. La forma en la que me dieron la noticia llevaba asociadas muchos otros mensajes como ‘no te dejaré sola, lucharé para curarte’”.
Una negra e inesperada noticia, el diagnóstico de cáncer de páncreas
La viví como quien escucha una sentencia de muerte. De repente, todo el tiempo que mis cálculos alcanzaban a esperar —a tenor de lo que se decía en internet sobre mis expectativas— se hacía temiblemente escaso para hacer “todo lo que quería haber hecho”.
¿Cómo ha pasado psicológicamente el proceso desde que acude a hacerse un chequeo sin síntomas de enfermedad hasta que le descubren un cáncer?
Primero un abismo tremendo, incertidumbre, soledad y desamparo. Después una amiga dijo ‘palabras mágicas’ y me lancé a ser parte de la solución de ‘mi problema’ y a buscar activamente información y ayuda. A partir de ahí, todo han sido aprendizajes y descubrimientos.
¿Y su familia?
Los míos, maravillosos, como siempre antepusieron mi dolor y mis necesidades a las suyas. Su duelo vino después.
Su caso fue todo un cúmulo de casualidades, o ¿cómo interpreta usted el hecho de ganar un chequeo en un torneo y que le diagnostiquen a tiempo la enfermedad?
¡Me ha dado mucho que pensar! Nada es por casualidad, nada… A mí se me ha concedido una segunda oportunidad, lo tengo claro. Te aseguro que cuando uno se hace consciente de su propia mortalidad todo cambia y se recoloca. Yo no dejo de dar GRACIAS (así, con mayúsculas) a Dios cada día y a la vez, disfrutar del PRESENTE con total plenitud y consciencia.
Esa es mi lectura: un aprendizaje profundo, un testimonio claro de que no caminamos solos y de que el afán de ‘control’ mata la vida y ‘la entrega’ la devuelve.
Pero Marbella queda lejos de Pamplona y aún así decidió hacerse un examen completo de salud en la Clínica. ¿Alguna razón especial?
Sí. No sólo es el rigor profesional sino la calidad y ‘calidez’ en el trato lo que cura. La dignidad y el respeto por la vida del “paciente” durante todas las etapas de la enfermedad es fundamental; desde el diagnóstico y la comunicación de “las malas noticias”, hasta el acompañamiento durante el proceso, pero también cuestiones aparentemente ‘menores’ como la puntualidad, el tono de voz, la pulcritud y limpieza, la sencillez y corrección en cada detalle.
Todo te lleva a pensar que tu condición no es la de ‘paciente’ sino la de ‘sujeto activo’ durante la enfermedad, aumentando tu sensación de control, autoestima y autonomía. Las tres son necesarias para hacernos cargo de “nuestra propia vida” y es que no solo hay vida antes o después del cáncer sino durante el cáncer también.
¿Resultó muy duro el tratamiento?
Sí, el tratamiento fue duro y la operación también. Uno no entiende que ‘provocarse tanto malestar y dolor pueda traer nada bueno’. Yo tenía ganas de salir corriendo cada vez que me tocaba quimioterapia pero… ¿Hacia dónde?... y entonces… me ‘quedaba conmigo misma’ y cuidaba de mí.
¿Cómo se encuentra ahora? ¿cuánto tiempo ha pasado?
Me encuentro fenomenal. Han pasado dos años y medio.
Finalmente parece que todo ha resultado muy bien. ¿Se siente curada?
Sí. Me siento curada. Pero ahora ya no vivo obsesionada por ‘estar curada’ sino por estar “bien”. He aprendido que en la vida la enfermedad es solo parte de un proceso. Lo importante es quererse y vivir ‘bien’.
¿Qué le han dicho los médicos?
Que vuelva dentro de un año, que ahora mismo tengo las mismas probabilidades de padecer un cáncer que cualquier otra persona.
A nivel personal ¿qué ha extraído de esta experiencia?
¡He aprendido muchísimo! A vivir mejor, a querer y a quererme de una forma diferente. A disfrutar de cada segundo, a dar las gracias y a valorar y elegir bien las opciones y privilegios que cada día se nos regalan.
¿Ha cambiado?, ¿de qué manera?
¡Sí! Ahora soy mucho más feliz. Ya no se trata de que esto, aquello o “alguien” me haga feliz sino de ser profundo y genuinamente consciente de la responsabilidad en la propia felicidad.
¿Qué mensaje transmitiría a una persona con un diagnóstico de tanta gravedad como lo fue el suyo?
Que de aquí se sale y que no mire las estadísticas, que tienda la mano y se deje ayudar.
¿Qué retos u objetivos se traza ahora?
Seguir descubriendo caminos… Ser parte de una misma humanidad es una constante fuente de inspiración para hacer cosas ‘interesantes’. Quiero seguir trabajando por y para los niños a través de la Educación, ‘descubrir’ personas, caminos, lugares y…soñar con que, algunos de ellos, sembrarán un futuro mejor.