Tumor óseo de células gigantes
Historia de Soraya
Esta bailarina ibicenca, de 17 años, llegó a tiempo a la Clínica, donde le aplicaron una novedosa terapia para tratar un tumor óseo de células gigantes.
Si a Soraya Cervantes no le hubiesen operado el dedo pulgar de su mano izquierda, lo hubiera perdido. Incluso el desenlace podría haber sido todavía peor si el tumor óseo de células gigantes que padecía se le hubiera extendido. Pero esta bailarina ibicenca, de 17 años, que creía que lo que tenía era un simple esguince, llegó a tiempo a la Clínica donde le aplicaron un novedoso tratamiento.
Y todo comenzó con una caída, cuando estaba bailando en la ‘Passion Dance School’, centro de Ibiza donde recibe formación de bailarina. A raíz del percance, Soraya notó que su dedo estaba muy hinchado y le dolía demasiado como para tratarse de un simple esguince, tal y como le habían diagnosticado dos médicos. No conforme con este diagnóstico, decidió consultarlo con un traumatólogo que confirmó en la radiografía que un tumor estaba invadiendo su dedo pulgar.
Para entonces, la lesión había avanzado demasiado y aquel facultativo le aconsejó acudir a la Clínica Universidad de Navarra, centro con una amplia experiencia en este tipo de tumores. Allí, un equipo de trabajo formado por cirujanos ortopédicos, radiólogos y endocrinólogos, tras estudiar el caso y consultarlo con expertos de todo el mundo, concluyó que la mejor opción para salvar el dedo de Soraya consistía en un novedoso tratamiento multidisciplinar.
La rapidísima respuesta de la joven a este tratamiento permitió a los cirujanos ortopédicos proceder a la intervención quirúrgica: la reconstrucción del dedo con un pequeño fragmento de su propio peroné.
Soraya pudo así conservar las articulaciones de su pulgar, vitales para, entre otras cuestiones, volver a ajustarse las castañuelas que dan ritmo al flamenco. “Sea el izquierdo o el derecho, es un dedo, una parte de mi cuerpo, sólo por eso yo quería conservarlo. Lo necesito para todo, para bailar, para salir con mis amigas…”, asegura tras saber que su dedo está ya a salvo y, con él, su carrera como bailarina profesional.
“Te das cuenta de que las cosas pasan por algo”, concluye esta joven ibicenca en referencia a la caída que sufrió y que le llevó finalmente hasta la Clínica porque “me alegro de haber llegado a tiempo de solucionar mi caso”. Ahora, ya recuperada en su casa de Ibiza, sólo piensa en seguir adelante con el ritmo de su vida: la danza. Como colofón, ha sido seleccionada para bailar en el musical ‘Sister act’.
¿Cuándo percibió que su dedo no estaba bien?
Me caí cuando estaba bailando y me empezó a doler muchísimo el dedo pulgar de la mano izquierda. Yo pensaba que era por el golpe que me había dado.
Y acudió a consultarlo con un médico en Ibiza.
Sí. Allí me dijeron que era un esguince. Pero me empezó a doler más y se me empezó a hinchar muchísimo. Notaba en el dedo como latidos del corazón, como si lo tuviera muy comprimido. La tercera vez que fuimos a la misma clínica, el traumatólogo me dijo que no podía ser un esguince, vio que era un tumor y me mandó a la Clínica Universidad de Navarra.
Le diagnosticaron un tumor óseo, ¿qué se le pasó por la cabeza en ese momento?
Me puse a llorar histérica porque la danza es mi vida. Hay un estilo llamado ‘danza flamenco’ en el que se tocan los palillos y es necesario el dedo gordo para tocarlos y yo ya no iba a poder. Para mí fue un ‘shock’ cuando me dijeron que a lo mejor me tenían que amputar el dedo, eso sí, en un caso extremo…
Pensar que podía llegar a perder un dedo tiene que ser duro…
El doctor San Julián me dijo que me iban a administrar un tratamiento previo a la operación y que, si la intervención salía bien, no haría falta amputar el dedo. Después, cuando pasas el mal rato y te dicen que todo está bien, te alegras muchísimo y lo agradeces. Sea el izquierdo o el derecho, un dedo es una parte de tu cuerpo, por eso yo sólo quería conservarlo: no quería perderlo porque lo necesito para todo.
¿Cómo vivió la experiencia de someterse a una intervención quirúrgica a los 17 años?
Me considero bastante valiente. Nunca lo había pasado antes pero, cuando llega el momento, sientes que tienes que ser fuerte porque no queda otra opción. Por eso, en ningún momento me puse nerviosa porque estaba en buenas manos.
¿Cómo quedó el dedo tras la operación?
Después de la operación, me sentí muy bien, genial y muy contenta. Pero sí sentía que el dedo me iba a explotar porque estaba hinchadísimo. El doctor me dijo que era normal que lo tuviese así. No he sentido dolor en ningún momento. El doctor San Julián ha sido una persona muy importante para mí, todo el equipo se ha portado muy bien conmigo y ha sido una experiencia bastante bonita.
¿Pensó en qué hubiera pasado si no se hubiera operado el dedo?
Se lo pregunté al doctor y me dijo que, si no me hubiera operado, el tumor se me hubiera podido extender a más sitios. Me dijo que podía haber llegado a ser una enfermedad más grave y sin solución.
El baile es una disciplina artística en la que se necesita fortaleza psíquica, disciplina y capacidad de superación. ¿Cree que estas cualidades le ayudaron a afrontar la operación?
Por un lado sí porque todos mis profesores me han apoyado y me han dicho que soy una chica fuerte y que puedo llegar a lo que me proponga. Por otro lado, siempre tienes momentos en los que piensas que todo te va a ir mal y te hundes. Pero he tenido muchos apoyos.
¿Le ha impedido la férula que le pusieron al darle el alta hospitalaria practicar alguna técnica de ballet?
Mi experiencia de hacerme el moño con una sola mano fue rara pero resultó bien. Y cuando estoy bailando me olvido de la férula y disfruto el momento. Hace poco, en la escuela en la que estoy bailando en Ibiza, hicieron un festival y yo recibí una beca por el esfuerzo y las ganas que le he echado porque he estado con la férula durante los últimos cuatro meses y, a pesar de ello, he intentado hacer todos los ejercicios.
Con la beca podré seguir bailando para que nadie pueda pararme. Cuando me la dieron, pensé que aquí no se acaba el mundo, que tengo que seguir, triunfar, bailar e intentar llegar a algo.
El esfuerzo realizado y las ganas han servido realmente para algo. ¿Se ve en el futuro como bailarina profesional?
Sueño con ser bailarina profesional, que es lo que me gusta desde pequeñita, y poder salir en musicales y en ballets nacionales.
¿Qué diría a otras jóvenes con una carrera profesional como la suya por delante y que tienen que enfrentarse a una enfermedad?
Que en ningún momento pierdan la fuerza, que siempre miren hacia adelante y que luchen por lo que quieren.
¿Cómo valora el trato que recibió en la Clínica?
El trato de los profesionales de la Clínica es inexplicable, todos me han tratado genial, sobre todo el doctor San Julián, la doctora Calleja, el doctor Bilbao…Han sido muy importantes en mi vida. He llegado a la conclusión de que, si me pasa alguna otra cosa, vendré aquí porque esta Clínica me ha llegado al corazón.