Anorexia nerviosa y sus princesas de cristal

El Cima Universidad de Navarra acoge la presentación de ‘Princesas de cristal’, un libro basado en una historia real que aborda la anorexia desde el prisma de la paciente, su familia y su psiquiatra

Imagen de los autores del libro 'Princesa de cristal', una paciente y especialista de la Clínica Universidad de Navarra.
De izda. a dcha.: Ignacio López-Goñi, Ana López Recalde (protagonista) y la Dra. Azucena Díez (especialista de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Clínica), los tres autores del libro.

7 de noviembre de 2019

“Comenzar a escribir mi historia es todo un reto”. Estas son las palabras que Ana López Recalde, autora y protagonista de ‘Princesas de cristal’, ha utilizado para invitarnos a conocer su relato. Una narración en primera persona escrita a tres manos: las de Ana, las de su padre Ignacio López-Goñi y las de su doctora Azucena Díez, especialista en Pediatría y Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra.

Un reto literario que ha afrontado esta joven para superar otro más personal e importante: la anorexia nerviosa. ‘Princesas de cristal’ es una historia real que habla de este trastorno desde todas las perspectivas: la del paciente, la del familiar y la de la especialista.

“La idea surgió de Ana. En un momento dado me propuso escribir algo juntos. ‘Hay cosas que no me he atrevido a deciros a vosotros (los padres) ni a la médico’, me dijo. Empezó como algo incluso terapéutico, escribir para contar lo que llevaba dentro”, explica Ignacio López-Goñi, padre de la protagonista.

Durante sus más de 150 páginas, se van desgranando todos los aspectos que afectan a la anorexia. Desde las primeras dudas o ponerle nombre a lo que estaba ocurriendo, hasta el proceso vivido durante su tratamiento. Un libro que se ha presentado esta tarde en el Cima Universidad de Navarra y cuyos beneficios serán destinados a la Asociación Española para el Estudio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (AEETCA).

“Desde el inicio, la intención era ayudar a otras personas, a otras chicas o chicos que estuvieran pasando por la misma situación. Ese es el motivo que, al final, nos ha impulsado a hacer un auténtico ‘streptease’ personal: pensar que esta historia puede ayudar a otras jóvenes, en su mayoría, y otras familias que estén pasando por la misma situación”, apuntan tanto Ana como su padre.

Vencer los estigmas

La tercera voz de esta historia es la de la Dra. Azucena Díez, responsable de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica, que aporta esa visión tan necesaria para estas pacientes y que, al mismo tiempo, a veces se diluye en el estigma o tabú.

“En nuestro país, aunque esto cambia según las culturas, sigue existiendo un recelo, vergüenza o resistencia a acudir a las consultas de psiquiatría. Parece que por el hecho de acudir a una consulta de psiquiatría, “estás loco”, eres débil o genera culpa a los padres”, reconoce la Dra. Díez.

“No se entienden las enfermedades psiquiátricas como lo que son, que son enfermedades del cerebro. Hay muchos factores que son intrínsecos, internos a la persona, y otros del ambiente que se pueden prevenir. El 20% de la población padece enfermedades psiquiátricas, por lo que es muy conveniente que destruyamos esas barreras y prejuicios”, añade.

En concreto, como explican en el libro, la anorexia es la tercera enfermedad crónica más frecuente en jóvenes, tras el asma y la obesidad. Supone la primera causa de desnutrición en nuestro medio y es la enfermedad mental que más muertes produce por suicidio o por complicaciones físicas.

Sin embargo, si se vencen esas barreras, es posible un diagnóstico precoz de la anorexia, un paso fundamental para una buena evolución. “Si se detecta a tiempo y se pone el tratamiento adecuado (que solo puede ser implantado por un equipo de especialistas en salud mental), las complicaciones tanto físicas como psíquicas van a ser menores ya que la enfermedad va a avanzar menos”.

“Hay una relación entre la desnutrición y un empeoramiento del estado de salud mental: cuanto más desnutrida está la persona, más obsesionada está, más dismorfofobia (más gorda se ve) y más difícil es que se recupere. Por ello, cuanto antes se diagnostique, menos posibilidades de que la enfermedad avance y se produzcan dichas complicaciones”, concluye la especialista.