Nutrición del anciano sano
La dieta en las personas mayores edad debe ser algo distinta que durante la edad adulta. Una alimentación adecuada es aquella que satisface plenamente las necesidades orgánicas, procurando una salud óptima.
Al estudiar la nutrición en el anciano habrá que tener presente las siguientes recomendaciones en relación a las necesidades energéticas, proteícas, de vitaminas, etc. Sin olvidar la importancia de mantener una buena hidratación.
Necesidades energéticas
Las necesidades calóricas de los ancianos disminuyen con la edad. Las recomendaciones dadas por un comité de la OMS junto con la FAO y la ONU aconsejan una administración de 2300 kcal. para varones de 70 kg. de peso a partir de los 60 años de edad, y unas 1.900 kcal. para mujeres de 55 kg. de peso y la misma edad.
Se admite una reducción de un 10% en la ingestión calórica entre los 60-70 años y otro 10 % de descenso a partir de los 70. Esta reducción no deberá afectan a aquellos alimentos que contengan proteínas, minerales y vitaminas sino a aquellos alimentos que contengan mayor cantidad de grasas y azúcares.
Necesidades estructurales
- Necesidades hídricas: La importancia del agua en la dieta aumenta con la edad y depende del ambiente y funcionamiento renal y digestivo. Puesto la capacidad funcional del riñón disminuye con la edad, se necesita un aporte acuoso mayor para conseguir una eliminación de los productos finales del metabolismo. Por otro lado la falta de tono del aparato digestivo predispone al estreñimiento y una ingesta adecuada de agua favorece su tratamiento. Un anciano debe tomar unos 8 vasos de líquidos, en forma de agua, bebidas azucaradas, zumos, café, etc... No hay que olvidar que la sensación de sed en los ancianos puede encontrarse disminuida.
- Necesidades proteicas: En los ancianos, los aminoácidos esenciales son 8 y los no esenciales son 12. El consumo proteico suele representar un 12% de la ingestión calórica, de modo que al caer ésta con el envejecimiento, también disminuye la ingestión proteica. En el anciano un aumento del consumo de proteínas por encima de ciertos límites, no sería útil y además podría ser perjudicial por la sobrecarga renal que esta ingestión supone y que debe tenerse en cuenta por la mayor frecuencia de enfermedades renales o hepáticas. El 60% proteínas de origen animal, carnes magras a la plancha, pescados cocidos o al vapor y una cantidad orientativa de 3 huevos a la semana (cocidos o pasados por agua). El 40% restante aportado por proteínas de origen vegetal, combinando legumbres y verduras, o legumbres y cereales para mejorar la digestibilidad y completar la tasa de aminoácidos esenciales.
- Necesidades de lípidos: Lo que hay que evitar es tomar alimentos grasos excesivos fundamentalmente por sus consecuencias sobre el aparato cardiovascular. La proporción debe ser: 8% en forma de ácidos grasos saturados, 16% de ácidos grasos monoinsaturados, 8% de ácidos grasos poliinsaturados.
- Necesidades de hidratos de carbono: Se recomienda la ingestión de los hidratos de carbono en forma de almidón o glucógeno en vez de mono o disacáridos. Necesidades de minerales Las necesidades de hierro son similares que en los adultos. La ingesta de calcio debe ser la adecuada para prevenir o mejorar la osteoporosis.
- Necesidades de vitaminas: En diversos estudios se ha podido comprobar que la ingestión de vitaminas en ancianos es menor de la recomendada.
Consejos generales
- Las dietas deben ser sencillas y de fácil elaboración.
- Mantener en lo posible los hábitos y gustos personales.
- Cuidar la presentación de la comida. Fraccionar la dieta en varias comidas. Moderar el consumo de café, alcohol y bebidas estimulantes.
- Acostumbrarle a beber líquidos entre comidas. Las comidas deben ser ligeras.
- El ambiente a la hora de las comidas debe ser agradable y armonioso.
- Los alimentos deben ser de fácil masticación y deglución.
- Se debe dar importancia en la alimentación a la leche y los derivados lácteos.
- Cuidar la ingesta de sal y azúcar.
- Potenciar la ingesta de fibra y alimentos integrales.