DICCIONARIO MÉDICO
Cabeza de medusa
La cabeza de medusa es un signo clínico que se caracteriza por la visualización de venas dilatadas y tortuosas alrededor del ombligo, distribuidas radialmente, simulando los tentáculos de una medusa. Este hallazgo es indicativo de hipertensión portal, especialmente en pacientes con cirrosis hepática, y representa una importante manifestación externa de una alteración vascular profunda. El nombre cabeza de medusa proviene de la mitología griega, en la cual Medusa era una figura con serpientes en lugar de cabello. En medicina, se utiliza esta analogía para describir la apariencia de las venas subcutáneas dilatadas alrededor del ombligo, que adoptan una disposición radial semejante a los tentáculos del ser mitológico. Su presencia no es solo un signo visual, sino también un marcador clínico relevante en enfermedades hepáticas crónicas. La aparición de la cabeza de medusa está directamente relacionada con la existencia de una hipertensión portal. Esta se define como el aumento patológico de la presión en el sistema venoso portal, que transporta la sangre desde el aparato digestivo hacia el hígado. Cuando dicha presión se eleva, la sangre busca rutas colaterales para retornar a la circulación sistémica, dando lugar a la apertura y dilatación de venas que normalmente no son visibles. Una de estas rutas colaterales es el sistema venoso periumbilical, el cual se vuelve prominente cuando se establece un gradiente de presión anómalo. Esta dilatación venosa se manifiesta superficialmente en la pared abdominal, formando el patrón característico conocido como cabeza de medusa. La cabeza de medusa en cirrosis es una de las manifestaciones cutáneas más clásicas de la enfermedad hepática crónica avanzada. La cirrosis, al inducir fibrosis progresiva del parénquima hepático, altera la arquitectura intrahepática y eleva la resistencia al flujo sanguíneo portal. Como consecuencia, se desarrolla hipertensión portal y, con ello, la formación de colaterales venosas como las que provocan la cabeza de medusa. Este signo clínico se presenta generalmente en fases avanzadas de la enfermedad, en las cuales la función hepática ya se encuentra comprometida. Su presencia debe alertar al profesional sanitario sobre la posible existencia de otras complicaciones asociadas a la hipertensión portal, como varices esofágicas, ascitis o encefalopatía hepática. El hallazgo de una cabeza de medusa se realiza durante la exploración física, especialmente en pacientes con antecedentes de enfermedad hepática. Se observa un patrón radial de venas superficiales alrededor del ombligo, con trayectos tortuosos, a menudo visibles incluso sin palpación. Las venas presentan una dirección centrífuga desde el ombligo hacia la periferia abdominal. A la palpación pueden ser blandas y no dolorosas. En ocasiones, es posible detectar un soplo venoso al auscultar con estetoscopio, lo cual indica flujo venoso turbulento a través de estos vasos colaterales. Es importante distinguir la cabeza de medusa de otras causas de dilatación venosa en el abdomen. Entre los principales diagnósticos diferenciales se incluyen: La identificación de una cabeza de medusa durante la exploración física requiere de un examen abdominal cuidadoso. Es habitual encontrar otros signos clínicos asociados, como hepatomegalia, ictericia, ascitis o eritema palmar. Para confirmar la causa subyacente de la hipertensión portal y evaluar su gravedad, se deben solicitar las siguientes pruebas: La presencia de cabeza de medusa en cirrosis se asocia a una fase avanzada de la enfermedad hepática y, por tanto, a un peor pronóstico. Si bien no es en sí una urgencia médica, su aparición suele acompañarse de otras complicaciones que requieren intervención urgente, como hemorragias digestivas por varices. Su identificación precoz puede facilitar un enfoque más intensivo en la evaluación y tratamiento de la hipertensión portal, y sirve como marcador indirecto de descompensación hepática. El tratamiento de la cabeza de medusa no se dirige directamente a las venas visibles, sino a la causa subyacente: la hipertensión portal. El manejo clínico debe estar centrado en: Los pacientes con cabeza de medusa en cirrosis requieren vigilancia estrecha por parte de un equipo multidisciplinar. Las revisiones periódicas deben incluir controles analíticos de función hepática, evaluación de signos clínicos de descompensación y exploraciones de imagen hepática. La prevención de eventos graves como la hemorragia digestiva es fundamental en estos casos. La cabeza de medusa es solo una de las muchas manifestaciones clínicas de la hipertensión portal. Otras complicaciones relevantes que pueden presentarse incluyen: © Clínica Universidad de Navarra 2025Definición médica de cabeza de medusa
Origen del término y significado clínico
Fisiopatología de la cabeza de medusa
Relación con la cirrosis hepática
Características clínicas de la cabeza de medusa
Diagnóstico diferencial
Exploración clínica y pruebas complementarias
Importancia pronóstica de la cabeza de medusa
Tratamiento y manejo clínico
Seguimiento y vigilancia del paciente
Complicaciones asociadas a la hipertensión portal