DICCIONARIO MÉDICO
Callosidad
La callosidad es una forma de hiperqueratosis cutánea localizada que se manifiesta como un engrosamiento difuso de la capa córnea de la piel. Su aparición se produce como una respuesta adaptativa del estrato córneo frente a la presión o fricción repetida y prolongada en zonas específicas del cuerpo. A diferencia de los callos con núcleo central, la callosidad se presenta como una zona de piel más gruesa, amarillenta, dura y mal delimitada, que rara vez provoca dolor en sus fases iniciales. Este fenómeno dermatológico es frecuente en áreas expuestas a microtraumatismos continuos, como la planta de los pies o las palmas de las manos, y aunque en la mayoría de los casos es benigno, puede convertirse en una lesión dolorosa o incluso ulcerarse en pacientes con patologías subyacentes como la diabetes mellitus o la neuropatía periférica. El proceso de formación de la callosidad comienza con la activación de los queratinocitos en respuesta a una agresión mecánica crónica. Estos aumentan la síntesis de queratina y estimulan la proliferación celular, lo que da lugar a un engrosamiento del estrato córneo. Esta adaptación busca proteger los tejidos más profundos, pero si no se corrige la causa inicial, la hiperqueratosis se perpetúa y puede generar una disfunción cutánea. Las causas principales de la callosidad incluyen: Las callosidades en los pies son las más frecuentes. Se presentan como áreas de piel engrosada, seca y endurecida, generalmente indolora al inicio pero potencialmente molesta si aumenta su grosor. Pueden afectar tanto al antepié como al retropié, y su aparición suele estar relacionada con el tipo de calzado, la marcha y la anatomía del pie. La callosidad en planta del pie suele encontrarse en las cabezas metatarsales, el talón y la región del arco externo. Esta localización responde a las zonas de mayor presión durante la fase de apoyo en la marcha. En pacientes con pie diabético, estas lesiones requieren especial atención por su potencial evolutivo hacia ulceraciones. Las callosidades manos son frecuentes en profesionales que utilizan herramientas de forma continua, músicos, deportistas y trabajadores manuales. Se localizan en palmas, falanges distales y zonas de presión sobre instrumentos o materiales abrasivos. Aunque suelen ser asintomáticas, pueden interferir con la sensibilidad táctil y causar molestias si no se tratan adecuadamente. El diagnóstico de la callosidad es clínico y no requiere pruebas complementarias. Se basa en la inspección visual y la palpación de la zona afectada. El dermatólogo o podólogo evaluará el grosor de la lesión, su extensión y las posibles alteraciones estructurales subyacentes. Es fundamental diferenciar la callosidad de: El abordaje inicial de las callosidades en los pies o manos debe centrarse en la eliminación de la causa mecánica. Para ello se recomienda: La eliminación mecánica del exceso de queratina mediante bisturí podológico o fresadora es eficaz para reducir el grosor de la callosidad. Este procedimiento debe ser realizado por personal cualificado para evitar lesiones o infecciones. Los queratolíticos son útiles para reducir el espesor del estrato córneo. Los más utilizados son: Si no se trata adecuadamente, la callosidad puede convertirse en una puerta de entrada para infecciones, fisuras dolorosas, ulceraciones o incluso abscesos subcutáneos. En pacientes con pie diabético, el control riguroso de estas lesiones es vital para evitar amputaciones. La prevención pasa por: © Clínica Universidad de Navarra 2025Qué es una callosidad
Fisiopatología y causas de la callosidad
Localización y presentación clínica
Callosidades en los pies
Callosidad en planta del pie
Callosidades manos
Diagnóstico clínico
Tratamiento de la callosidad
Tratamiento conservador
Deslaminación o fresado
Tratamientos tópicos
Otras medidas complementarias
Complicaciones y prevención