DICCIONARIO MÉDICO

Caquexia neoplásica

¿Qué es la caquexia neoplásica?

La caquexia neoplásica es un síndrome metabólico complejo y multifactorial que afecta a pacientes con cáncer, especialmente en estadios avanzados. Se caracteriza por una pérdida progresiva e involuntaria de peso, masa muscular y grasa corporal, que no se revierte con un aporte nutricional convencional. Esta condición deteriora de forma significativa la funcionalidad, la calidad de vida y la respuesta al tratamiento oncológico.

También denominada caquexia cancerosa o caquexia tumoral, constituye una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en pacientes con neoplasias malignas. No debe confundirse con la simple desnutrición, ya que en la caquexia neoplásica existen alteraciones inmunometabólicas y catabólicas profundas que conducen a un estado hipercatabólico resistente al soporte nutricional convencional.

Fisiopatología de la caquexia tumoral

La caquexia tumoral resulta de la interacción entre el tumor y el huésped, mediada por múltiples factores sistémicos. Los mecanismos subyacentes incluyen inflamación crónica, disfunción hormonal, alteración del metabolismo energético, reducción de la síntesis proteica y aumento del catabolismo muscular. A nivel molecular, destacan:

  • Citocinas proinflamatorias: TNF-α, IL-1, IL-6 y el interferón gamma inducen la pérdida muscular y la anorexia.
  • Proteólisis: activación del sistema ubiquitina-proteasoma, que degrada proteínas estructurales del músculo.
  • Lipólisis aumentada: movilización acelerada de los depósitos grasos por acción de lipasas inducidas por el tumor.
  • Disfunción mitocondrial: reducción de la eficiencia energética celular.
  • Anorexia y saciedad precoz: asociadas a alteraciones en el eje neurohormonal hipotalámico.

Además, ciertos tumores producen directamente factores cachectizantes, como la proteólisis-inducing factor (PIF) y el lipid-mobilizing factor (LMF), que potencian la destrucción tisular y el deterioro físico.

Prevalencia y relevancia clínica

La caquexia cancerosa afecta entre el 40% y el 80% de los pacientes oncológicos, dependiendo del tipo de cáncer y su estadio. Es particularmente frecuente en neoplasias de páncreas, pulmón, esófago, estómago, colon y cabeza y cuello. También se observa en algunos linfomas y leucemias avanzadas.

Se estima que la caquexia neoplásica contribuye directamente al fallecimiento de hasta un 20% de los pacientes con cáncer. Su impacto clínico incluye:

  • Menor tolerancia al tratamiento quimioterápico o radioterápico.
  • Aumento de complicaciones postoperatorias.
  • Mayor riesgo de infecciones y eventos trombóticos.
  • Deterioro de la autonomía y dependencia funcional.
  • Peor pronóstico y reducción de la supervivencia global.

Síntomas de la caquexia cancerosa

Los síntomas de la caquexia cancerosa son progresivos e impactan múltiples sistemas del organismo. Algunos pueden confundirse con efectos secundarios del tratamiento o con síntomas propios del tumor. Los más frecuentes incluyen:

  • Pérdida de peso involuntaria: suele ser superior al 5% del peso corporal en los últimos seis meses.
  • Disminución de masa muscular: con debilidad generalizada, incluso en pacientes con peso aparentemente estable.
  • Anorexia: marcada reducción del apetito, acompañada de náuseas o saciedad precoz.
  • Fatiga intensa: sensación de agotamiento constante, no proporcional al esfuerzo.
  • Hipermetabolismo: aumento del gasto energético basal que favorece el catabolismo.
  • Alteraciones inmunológicas: mayor susceptibilidad a infecciones.
  • Estado de ánimo deprimido: la astenia física se acompaña con frecuencia de depresión reactiva o ansiedad.

Diagnóstico de la caquexia tumoral

El diagnóstico de caquexia tumoral es clínico y se basa en criterios internacionales que incluyen:

  1. Pérdida involuntaria de peso superior al 5% en 6 meses.
  2. O pérdida superior al 2% en pacientes con índice de masa corporal (IMC) menor de 20 o con sarcopenia.
  3. Presencia de síntomas como anorexia, fatiga, disminución de la fuerza muscular, y marcadores inflamatorios elevados (como proteína C reactiva).

La evaluación integral debe incluir:

  • Valoración antropométrica (peso, IMC, circunferencia del brazo).
  • Evaluación funcional (fuerza de prensión manual, test de caminata).
  • Análisis bioquímicos (albumina, PCR, hemograma, perfil lipídico).
  • Estudios de composición corporal (bioimpedancia, DEXA, TAC lumbar).

Tratamiento de la caquexia neoplásica

El abordaje de la caquexia neoplásica debe ser multimodal, combinando estrategias nutricionales, farmacológicas, rehabilitadoras y psicosociales. El objetivo no es únicamente recuperar peso, sino mejorar la función física y la calidad de vida.

Soporte nutricional

El tratamiento nutricional debe ser precoz, individualizado y adaptado al estado clínico del paciente. Incluye:

  • Dieta hipercalórica e hiperproteica: con frecuencia fraccionada de comidas.
  • Suplementación oral: preparados ricos en proteínas, aminoácidos ramificados y omega-3 (EPA y DHA).
  • Nutrición enteral o parenteral: en casos de anorexia severa o intolerancia digestiva.

Tratamiento farmacológico

Entre los fármacos más utilizados se encuentran:

  • Megestrol acetato: agente orexigénico que estimula el apetito y favorece el aumento de peso.
  • Corticosteroides: útiles a corto plazo, aunque con efectos adversos significativos a largo plazo.
  • Progestágenos y agentes anabólicos: como acetato de medroxiprogesterona, SARMs y testosterona en casos seleccionados.
  • Anti-inflamatorios: como inhibidores de COX-2 y bloqueadores de citocinas, aún en fase de investigación.

Ejercicio físico y rehabilitación

El ejercicio adaptado, especialmente el entrenamiento de fuerza, mejora la masa y función muscular, reduce la fatiga y mejora la tolerancia al tratamiento oncológico. La intervención debe ser supervisada por fisioterapeutas con experiencia en pacientes oncológicos.

Soporte psicosocial y cuidados paliativos

El impacto emocional de la caquexia tumoral es profundo. Se recomienda apoyo psicológico para el paciente y su familia, así como una evaluación continua del estado funcional y emocional. En fases avanzadas, el equipo de cuidados paliativos juega un rol esencial en la toma de decisiones centradas en el confort.

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