DICCIONARIO MÉDICO

Distrofia muscular oculofaríngea

Qué es la distrofia muscular oculofaríngea

La distrofia muscular oculofaríngea (DMOF) es una enfermedad genética progresiva que afecta principalmente los músculos de los párpados, la faringe y, en algunos casos, otros músculos esqueléticos. También conocida como distrofia oculofaríngea, esta patología se caracteriza por debilidad muscular, dificultad para tragar (disfagia) y caída de los párpados (ptosis). Es una condición rara pero significativa en términos de impacto funcional y calidad de vida.

La distrofia muscular oculofaríngea es una miopatía hereditaria que afecta principalmente a adultos mayores, con síntomas que suelen aparecer después de los 40 o 50 años. Se considera una enfermedad de inicio tardío y su progresión puede ser lenta pero constante. Aunque los síntomas iniciales suelen ser leves, la distrofia oculofaríngea puede evolucionar hasta causar dificultades significativas en la deglución, el habla y la visión.

Causas de la distrofia muscular oculofaríngea

La distrofia muscular oculo faríngea es causada por mutaciones en el gen PABPN1 (Polyadenylate-binding nuclear protein 1), que está localizado en el cromosoma 14. Este gen es responsable de codificar una proteína nuclear que desempeña un papel crucial en el procesamiento de los ARN mensajeros. La mutación provoca la expansión de una secuencia repetida en la región del gen, lo que da lugar a la acumulación anormal de proteínas en las células musculares y la consecuente degeneración muscular.

El patrón de herencia más común de la distrofia muscular oculofaríngea es autosómico dominante, lo que significa que una sola copia mutada del gen PABPN1 puede causar la enfermedad. Sin embargo, existen casos más raros de herencia autosómica recesiva, que suelen ser más severos.

Síntomas de la distrofia muscular oculofaríngea

Los síntomas de la distrofia oculofaríngea suelen desarrollarse gradualmente y afectan principalmente las funciones relacionadas con los músculos oculares y faríngeos. Entre los síntomas más característicos se encuentran:

  • Ptosis: Caída progresiva de los párpados superiores, que puede interferir con la visión.
  • Disfagia: Dificultad para tragar alimentos sólidos y líquidos, lo que puede provocar desnutrición, pérdida de peso y riesgo de aspiración.
  • Debilidad muscular en el cuello y los hombros, en casos avanzados.
  • Fatiga muscular generalizada, especialmente después de esfuerzos prolongados.

Diagnóstico de la distrofia muscular oculofaríngea

El diagnóstico de la distrofia muscular oculo faríngea se basa en una combinación de evaluación clínica, pruebas genéticas y estudios complementarios. Los pasos típicos incluyen:

  1. Historia clínica: Evaluación de los síntomas característicos, antecedentes familiares y la edad de inicio de los síntomas.
  2. Pruebas genéticas: Confirmación de la mutación en el gen PABPN1.
  3. Electromiografía (EMG): Para detectar patrones anormales de actividad eléctrica en los músculos afectados.
  4. Estudios de deglución: Evaluación funcional de la capacidad para tragar y detectar signos de disfagia.
  5. Biopsia muscular: En casos específicos, para observar cambios estructurales en las fibras musculares.

Tratamiento de la distrofia muscular oculofaríngea

Aunque no existe una cura para la distrofia muscular oculofaríngea, el tratamiento está enfocado en manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Las opciones incluyen:

  • Cirugía de los párpados: Para corregir la ptosis y mejorar la visión.
  • Dilatación esofágica: Procedimiento para aliviar la disfagia en pacientes con obstrucción esofágica significativa.
  • Terapia de deglución: Incluye ejercicios y técnicas para mejorar la capacidad de tragar.
  • Nutrición adaptada: Dietas blandas o modificación de la consistencia de los alimentos para reducir el riesgo de aspiración.
  • Fisioterapia: Para mantener la fuerza y prevenir contracturas musculares en áreas afectadas.

Pronóstico de la distrofia muscular oculofaríngea

El pronóstico de la distrofia muscular oculofaríngea varía dependiendo de la severidad de los síntomas y la velocidad de progresión de la enfermedad. En la mayoría de los casos, la enfermedad avanza lentamente, permitiendo que los pacientes mantengan una calidad de vida aceptable con las adaptaciones necesarias. Sin embargo, las complicaciones relacionadas con la disfagia, como la neumonía por aspiración, pueden representar riesgos significativos si no se manejan adecuadamente.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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