DICCIONARIO MÉDICO

Túnica adventicia

¿Qué es la túnica adventicia?

La túnica adventicia, también conocida como túnica externa, es una de las tres capas principales que componen la pared de las arterias y venas en el sistema circulatorio. Su función esencial es proporcionar soporte estructural y nutricional a las paredes del vaso, así como participar en la respuesta inflamatoria y en la reparación de las lesiones vasculares.

Esta capa más externa de la pared vascular está compuesta predominantemente de tejido conectivo, que incluye fibras de colágeno y fibras elásticas, así como una red de pequeños vasos sanguíneos llamados vasa vasorum y nervios que proporcionan innervación a la pared del vaso.

Las fibras de colágeno confieren resistencia a la pared vascular, protegiéndola de las presiones sanguíneas elevadas, mientras que las fibras elásticas proporcionan elasticidad, permitiendo que la pared del vaso se expanda y se contraiga en respuesta a los cambios en el volumen sanguíneo y en la presión arterial. Los vasa vasorum, que son particularmente abundantes en las arterias de gran tamaño, suministran oxígeno y nutrientes a las capas externas de la pared del vaso, que no pueden obtener estos elementos directamente de la sangre que circula por el interior del vaso debido a su espesor.

Desde un punto de vista patológico, la túnica adventicia puede desempeñar un papel importante en varias enfermedades vasculares. En la aterosclerosis, una enfermedad en la que se forman placas de lípidos y tejido inflamatorio en la túnica íntima de las arterias, la túnica adventicia puede participar en la respuesta inflamatoria y en la reparación de la lesión vascular. Además, la proliferación y la migración de las células del vaso vasorum pueden contribuir a la progresión de la enfermedad. En la aneurisma, una dilatación anormal de un vaso sanguíneo, el debilitamiento de la túnica adventicia puede favorecer la formación de la aneurisma y su eventual ruptura.

El diagnóstico de las enfermedades de la túnica adventicia se realiza a menudo mediante técnicas de imagen, como la ecografía, la tomografía computarizada o la resonancia magnética, que pueden visualizar las alteraciones de la pared vascular. En algunos casos, también puede ser útil la angiografía, un procedimiento que utiliza un contraste radiopaco para visualizar los vasos sanguíneos en radiografías o tomografías computarizadas.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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