DICCIONARIO MÉDICO

Caquexia

¿Qué es la caquexia?

La caquexia es un síndrome clínico complejo caracterizado por una pérdida involuntaria y progresiva de peso corporal, masa muscular y grasa, que no se revierte completamente con una ingesta nutricional adecuada. Este trastorno está asociado a diversas enfermedades crónicas y condiciones subyacentes graves, como el cáncer, la insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la insuficiencia renal crónica y algunas enfermedades infecciosas como el VIH/SIDA o la tuberculosis.

A diferencia de la desnutrición simple, la caquexia implica alteraciones metabólicas profundas que incluyen inflamación sistémica, aumento del catabolismo proteico, disfunción mitocondrial y resistencia anabólica. Estos mecanismos contribuyen a una disminución funcional significativa, fatiga extrema, inmunodeficiencia y peor pronóstico en los pacientes afectados.

Fisiopatología de la caquexia

La caquexia no es solo una consecuencia de la falta de ingesta calórica. Su desarrollo está mediado por una compleja interacción entre factores inflamatorios, endocrinos, neurohormonales y metabólicos. Las citocinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), la interleucina-1 (IL-1) y la interleucina-6 (IL-6) desempeñan un papel central en la activación de rutas catabólicas y la inhibición de la síntesis proteica.

Estos mediadores alteran el eje hipotalámico y reducen el apetito (anorexia), disminuyen la sensibilidad a la insulina, promueven la proteólisis muscular por activación del sistema ubiquitina-proteasoma y estimulan la lipólisis. También se observa disfunción mitocondrial y aumento del gasto energético en reposo, lo que acelera la pérdida de masa corporal magra.

Causas de caquexia

Las causas de caquexia son múltiples y suelen estar relacionadas con enfermedades crónicas avanzadas. Las más frecuentes incluyen:

  • Cáncer: especialmente en estadios avanzados, la caquexia tumoral afecta hasta el 80% de los pacientes con neoplasias como cáncer de páncreas, estómago, pulmón y colon.
  • Insuficiencia cardíaca crónica: se asocia a inflamación sistémica, gasto energético aumentado y alteraciones hormonales.
  • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): cursa con hipoxia crónica, fatiga respiratoria y aumento del catabolismo muscular.
  • Insuficiencia renal crónica: especialmente en etapas terminales o en pacientes en diálisis.
  • Infecciones crónicas: como VIH/SIDA, tuberculosis o infecciones fúngicas diseminadas.
  • Enfermedades neurodegenerativas: como la enfermedad de Alzheimer, ELA y enfermedad de Parkinson.

Tipos de caquexia

Los tipos de caquexia se clasifican en función del contexto clínico y la intensidad del síndrome. Las principales categorías son:

Caquexia preclínica

Es la fase inicial en la que ya hay evidencia de inflamación sistémica y pérdida leve de peso (menos del 5% del peso corporal), pero sin deterioro funcional evidente. Esta etapa es potencialmente reversible con intervención precoz.

Caquexia clínica

Se caracteriza por una pérdida de peso mayor al 5% en los últimos 6 meses, asociada a anorexia, pérdida de fuerza muscular y marcadores de inflamación elevados. Este es el tipo más reconocido en pacientes con enfermedades oncológicas o cardíacas.

Caquexia refractaria

En esta etapa avanzada, la caquexia no responde a ningún tipo de intervención nutricional o farmacológica, y se asocia a una expectativa de vida muy limitada. Es común en pacientes en fases terminales.

Caquexia sarcopénica

Aunque el término puede superponerse con el de sarcopenia, la caquexia sarcopénica implica una pérdida desproporcionada de masa muscular con respecto al tejido graso, común en ancianos con enfermedades crónicas.

Síntomas de la caquexia

Los síntomas de la caquexia son multifactoriales y afectan significativamente la calidad de vida. Algunos son evidentes, mientras que otros requieren evaluación clínica y bioquímica:

  • Pérdida de peso involuntaria: especialmente masa muscular esquelética.
  • Falta de apetito (anorexia): con rechazo o disminución de la ingesta alimentaria.
  • Fatiga persistente: limitación para realizar actividades cotidianas.
  • Disminución de la fuerza muscular: detectable mediante dinamometría o valoración funcional.
  • Alteraciones metabólicas: como hipoglucemia, anemia o hipoproteinemia.
  • Depresión y trastornos del ánimo: debido al deterioro físico y la repercusión emocional del cuadro.

Diagnóstico clínico de la caquexia

El diagnóstico de caquexia es clínico y se basa en criterios propuestos por grupos expertos. Incluye:

  1. Pérdida de más del 5% del peso corporal en los últimos 6 meses, no atribuible a deshidratación o ayuno voluntario.
  2. Presencia de al menos tres de los siguientes: anorexia, fatiga, masa muscular reducida, fuerza muscular disminuida, biomarcadores inflamatorios elevados (PCR, IL-6), anemia, o hipoalbuminemia.

La evaluación puede incluir bioimpedancia eléctrica, densitometría por absorciometría dual (DXA), pruebas funcionales y análisis de sangre. Una valoración nutricional completa y multidisciplinar es fundamental para el abordaje integral.

Tratamiento nutricional de la caquexia

El tratamiento nutricional de la caquexia es una piedra angular en el manejo de este síndrome, aunque no es suficiente por sí solo. Requiere un enfoque individualizado, adaptado a la enfermedad subyacente y al estadio clínico del paciente.

Las estrategias nutricionales incluyen:

  • Aporte energético elevado: con una dieta hipercalórica adaptada a la tolerancia del paciente.
  • Suplementos nutricionales orales: especialmente ricos en proteínas, omega-3, y aminoácidos ramificados.
  • Nutrientes antiinflamatorios: como EPA y DHA provenientes de aceite de pescado.
  • Vitaminas y oligoelementos: esenciales para evitar déficits que agraven la situación clínica.
  • Nutrición enteral o parenteral: cuando no es posible mantener una vía oral adecuada.

Tratamiento farmacológico y soporte interdisciplinar

Además del soporte nutricional, la caquexia requiere tratamiento médico que aborde los componentes inflamatorios, metabólicos y hormonales. Algunos de los fármacos utilizados son:

  • Megestrol acetato: con efecto orexigénico, aunque limitado por sus efectos adversos.
  • Corticosteroides: útiles a corto plazo para aumentar el apetito, pero con efectos secundarios importantes a largo plazo.
  • Antagonistas de la miostatina y bloqueadores del receptor de IL-1: en estudio clínico con resultados prometedores.
  • Anabólicos hormonales: como testosterona o moduladores selectivos del receptor androgénico (SARMs), especialmente en hombres hipogonádicos.

El tratamiento debe ser coordinado por un equipo multidisciplinar que incluya médicos especialistas, nutricionistas, fisioterapeutas, psicólogos y trabajadores sociales. El abordaje integral permite mejorar la funcionalidad, la calidad de vida y en algunos casos, la supervivencia del paciente.

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