DICCIONARIO MÉDICO
Retinoscopia
La retinoscopia es un procedimiento optométrico que se emplea para determinar objetivamente el error refractivo del ojo, es decir, el astigmatismo, la miopía y la hipermetropía. A través de esta técnica, se evalúa la forma en que la luz reflejada por la retina, el tejido sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo, se desplaza a través del ojo. Durante la retinoscopia, se utiliza un instrumento llamado retinoscopio, que emite un haz de luz que se dirige hacia la pupila del paciente. Al observar la forma en que este haz de luz refleja la retina, el optometrista o el oftalmólogo pueden hacer una valoración precisa del error refractivo y, por lo tanto, determinar la prescripción correcta para corregir la visión del paciente. El procedimiento de retinoscopia es fundamental en la práctica clínica diaria, especialmente en el examen ocular de pacientes que no pueden colaborar adecuadamente en una refracción subjetiva, como los niños pequeños o las personas con determinadas discapacidades. Dado que se trata de una técnica objetiva, la colaboración del paciente se reduce al mínimo, lo que permite obtener resultados fiables sin que el paciente tenga que dar respuestas subjetivas sobre su agudeza visual. En cuanto a la técnica en sí, hay dos tipos principales de retinoscopia: estática y dinámica. En la retinoscopia estática, se busca determinar el error refractivo del ojo en condiciones de reposo. En la retinoscopia dinámica, por su parte, se evalúa la capacidad acomodativa del ojo, es decir, su habilidad para cambiar el enfoque de lejos a cerca. Esto se logra mediante el uso de lentes de prueba y al pedir al paciente que fije su vista en un objeto cercano. Para llevar a cabo la retinoscopia, el profesional de la salud ocular oscurecerá la sala y pedirá al paciente que mire un punto fijo en la distancia. Con el retinoscopio en una mano y una serie de lentes en la otra, el examinador proyectará una luz en el ojo y observará el reflejo de la retina. A medida que se cambian las lentes frente al ojo, el profesional busca el punto en el que el reflejo se mueve de manera constante a lo largo del ojo, lo que indica que se ha encontrado la prescripción correcta. Es relevante señalar que la retinoscopia no solo es útil para determinar el error refractivo, sino también para detectar irregularidades en la superficie del ojo o en el cristalino. Las opacidades o irregularidades, como las cataratas, pueden detectarse porque interrumpen o distorsionan el patrón de reflexión de la retina. A pesar de los avances tecnológicos y la existencia de equipos automáticos que pueden proporcionar mediciones refractivas, la retinoscopia sigue siendo una herramienta invaluable en la caja de herramientas del profesional de la salud ocular. Su precisión y capacidad para proporcionar resultados objetivos la convierten en un pilar en la evaluación visual. La retinoscopia tiene ventajas indiscutibles. Por ejemplo, permite detectar errores refractivos incluso antes de que sean evidentes para el paciente. En los niños, donde la capacidad de comunicar problemas de visión es limitada, la retinoscopia puede ser crucial para identificar y corregir problemas de visión temprano, lo que puede tener un impacto significativo en el desarrollo educativo y social del niño. Sin embargo, como cualquier procedimiento médico, también tiene sus limitaciones. La retinoscopia puede no ser precisa en pacientes con opacidades corneales significativas o con otros problemas que interfieran con la reflexión de la retina. Además, aunque la técnica es objetiva, todavía depende en gran medida de la habilidad y experiencia del examinador. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la retinoscopia?
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