Alergia al sol

Qué es la alergia al sol

Lo que comúnmente se conoce como «alergia al sol» son, en realidad, un grupo de trastornos que cursa con una reacción exagerada de la piel tras la exposición a la luz solar, bien sea desencadenada o agravada por dicha exposición.

Estos trastornos no son muy frecuentes y se producen, en su mayoría, durante el verano, cuando la exposición solar suele ser más evidente, intensa y prolongada. La erupción polimorfa lumínica y, menos frecuentemente, la urticaria solar, son los procesos más comunes entre este grupo de entidades.  

Erupción polimorfa solar

Se trata de un trastorno que conlleva la aparición de ardor, ronchas, granitos y, a veces, ampollas en las zonas expuestas al sol, generalmente en la cara, escote, antebrazos y piernas. Aparece durante los 2-3 primeros días de exposición al sol, generalmente durante la primavera o el verano, y suele ir despareciendo en sucesivas exposiciones, a medida que la piel se broncea.

Generalmente no reviste gravedad ni suele asociar síntomas generalizados. Las lesiones suelen durar entre 2 y 6 días. Las medidas de fotoprotección adecuadas suelen ser suficientes para prevenirla o disminuir la intensidad de las lesiones.

¿Es frecuente la erupción polimorfa solar?

La erupción polimorfa lumínica afecta entre un 10-20 % de la población general, habitualmente durante la tercera década de la vida, y algunos autores afirman que se observa cada vez en personas más jóvenes, probablemente debido al cambio en los hábitos de exposición solar.  

Urticaria solar

Es menos frecuente que la erupción polimorfa solar y consiste en la aparición de ronchas o habones que cursan con picor.

Las lesiones desaparecen, sin dejar huella, generalmente a las 3 horas (aunque pueden durar un tiempo máximo de 24 horas).

Este tipo de urticaria es poco frecuente (representa menos del 1 % de todas las urticarias) y predomina en mujeres, en la tercera y la cuarta década de la vida.

Típicamente esta reacción tiene lugar en las zonas expuestas al sol, si bien aquellas que habitualmente están “acostumbradas” a la exposición lumínica, como la cara y el dorso de las manos, podrían no verse afectadas debido a un fenómeno que se conoce como desensibilización. Cuando la superficie expuesta al sol es muy amplia, podrían observarse síntomas sistémicos como dolor de cabeza, mareo, hipotensión y, en casos más graves, una reacción sistémica conocida como anafilaxia.

La imagen muestra a la Dra. Carmen D'Amelio Garofalo, tutora de residentes del Departamento de Alergología en la Clínica Universidad de Navarra. La Dra. D'Amelio es una profesional que supervisa y tutoriza la formación de los especialistas en formación en Alergología.<br/><br/>Más 3.400 profesionales con dedicación exclusiva en sus sedes de Pamplona y Madrid, la Clínica Universidad de Navarra es un hospital universitario investigador, según el modelo anglosajón, referente en casos de alta complejidad y medicina personalizada en nuestro país.<br/><br/>Haz tu especialidad con nosotros, un hospital universitario con dos sedes en Pamplona y Madrid, preparado para ofrecerte la mejor formación.

"Es importante acudir al especialista cuando aparecen las lesiones en la piel para poder recibir el tratamiento más adecuado y planificar el estudio pertinente".

DRA. CARMEN D'AMELIO
Especialista del Departamento de Alergología e Inmunología
Presidenta del Comité de Alergia Cutánea de la Sociedad Española de Alergología SEAIC

Factores que influyen en la aparición de la alergia solar

Existen otras fotodermatosis, como las reacciones fotoalérgicas, en las que la luz del sol actúa como un “activador” de un alérgeno específico –que puede ser un medicamento tópico, como antiinflamatorios y anestésicos, o cosméticos y perfumes aplicados sobre la piel– desencadenando un eccema (zona con enrojecimiento, picor y descamación) que aparece generalmente tras varias horas de la aplicación y tardan hasta una semana en desparecer. El diagnóstico se realiza mediante una historia clínica completa llevada a cabo por el especialista (alergólogo o dermatólogo) y las pruebas de fotoparches. En cuanto al tratamiento, se recomendará la evitación del alérgeno específico y probablemente el empleo de tratamiento tópico.

Otras reacciones, generalmente fototóxicas, pueden cursar con una reacción generalizada cuando se está tomando un medicamento que pueden inducir sensibilización al sol. Estas reacciones no se consideran una alergia y pueden aparecer tras el primer contacto con el medicamento. También algunas plantas y perfumes pueden tener componentes fototóxicas.

En algunos de estos trastornos, en función de la forma en la que se presentan y de la sospecha clínica del especialista, puede estar indicado realizar un estudio completo para descartar otras patologías que cursan con lesiones tras la exposición solar. 

Preguntas frecuentes sobre la alergia al sol

La alergia al sol se manifiesta como un enrojecimiento de la piel que ha estado expuesta, acompañado de picor y de la aparición de pequeños granitos y pápulas.

En el caso de la urticaria solar, las lesiones desaparecen sin dejar huella, generalmente, a las 3 horas (aunque pueden durar un tiempo máximo de 24 horas).

Cuando se trata de una erupción polimorfa solar, las lesiones suelen duran entre 2 y 6 días.

Las medidas de fotoprotección solar adecuadas (ropa con protección UV, cremas solares de al menos SPF 50 y medidas de barrera como sombreros y gafas de sol) suelen ser suficientes para prevenir la erupción polimorfa solar y los casos leves de urticaria solar. Para este último, los antihistamínicos suelen ser útiles, pero siempre bajo la indicación y supervisión del especialista.

En los casos más graves, puede ser útil el uso de fototerapia o la desensibilización, exponiendo al paciente, de manera controlada por el especialista, a dosis repetidas de la longitud de onda de la luz a la que está sensibilizado. Este tratamiento induce una tolerancia transitoria, por lo que deberá repetirse cada cierto tiempo.

En los casos rebeldes a los tratamientos convencionales, pueden emplearse otros tratamientos como inmunoglobulinas, ciclosporina A e incluso anticuerpos monoclonales.

Los antiinflamatorios no esteroideos son los fármacos que con más frecuencia intervienen en las reacciones fotoinducidas. Entre ellos podemos mencionar al ketoprofeno, naproxeno, etc. tanto en su forma tópica (aplicada sobre la piel) como por vía oral. Otros fármacos sensibilizantes son los antihistamínicos tópicos, motivo por el cual es preferible evitar esta vía de administración.

Los antibióticos del grupo de las sulfonamidas, las quinolonas, las tetraciclinas y algunas cefalosporinas, así como los fármacos antipalúdicos (para el tratamiento de la malaria) y los retinoides (fármacos empleados para el tratamiento del acné grave o moderado), entre otros, también pueden producir reacciones de este tipo.

Si bien no se puede prevenir completamente, se pueden tomar medidas para reducir los síntomas de la alergia al sol.

Estas incluyen usar ropa protectora, sombreros de ala ancha y protector solar de amplio espectro con alto factor de protección (FPS).