Enfermedad hepática metabólica

"La enfermedad hepática metabólica puede evolucionar sin síntomas durante años, pero su detección temprana permite actuar antes de que el daño hepático sea irreversible".

DRA. CAROLINA PERDOMO ZELAYA
ESPECIALISTA. DEPARTAMENTO DE ENDOCRINOLOGÍA Y NUTRICIÓN

¿Qué es la enfermedad hepática metabólica?

La enfermedad hepática metabólica (Metabolic dysfunction-associated steatotic liver disease, MASLD) es el nuevo término que sustituye a la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD). Se trata de una patología caracterizada por la acumulación de grasa en el hígado en ausencia de un consumo significativo de alcohol, estrechamente relacionada con el síndrome metabólico, la obesidad y la resistencia a la insulina.

MASLD es la enfermedad hepática crónica más común en el mundo, con una prevalencia creciente debido al aumento del sobrepeso y la diabetes tipo 2. Su evolución puede ser silenciosa durante años, pero en algunos casos progresa a esteatohepatitis metabólica (MASH), un estado inflamatorio que incrementa el riesgo de fibrosis hepática, cirrosis y carcinoma hepatocelular.

Es importante realizar un seguimiento médico en personas que tengan factores de riesgo asociados como obesidad, diabetes tipo 2, dislipidemia e hipertensión arterial. La detección precoz mediante pruebas de imagen y análisis específicos permite intervenir antes de que el daño hepático sea irreversible.

En la Clínica contamos con un Programa de Cribado de la Enfermedad Hepática Metabólica a partir de pruebas analíticas de sangre que tienen en cuenta marcadores bioquímicos. El objetivo es descartar o establecer una sospecha fundada de la presencia de fibrosis hepática, una de las principales consecuencias de esta enfermedad, en aquellos pacientes con valores elevados.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad hepática metabólica?

Los síntomas pueden ser inespecíficos o ausentes en fases iniciales

Fatiga crónica

El cansancio persistente es uno de los síntomas más habituales en pacientes con MASLD. Se debe a la alteración del metabolismo energético en el hígado y a la inflamación sistémica que acompaña a la enfermedad. La fatiga puede ser leve en etapas iniciales, pero tiende a intensificarse a medida que avanza la afección.

Malestar o dolor en el hipocondrio derecho

Algunas personas experimentan molestias en la parte superior derecha del abdomen, donde se encuentra el hígado. Este síntoma suele estar relacionado con el aumento del tamaño hepático (hepatomegalia) o con la inflamación de la cápsula de Glisson, que recubre el órgano.

Hepatomegalia

El hígado puede aumentar de tamaño debido a la acumulación de grasa y la inflamación. Aunque generalmente es un hallazgo incidental en estudios de imagen, en algunos casos puede provocar sensación de plenitud abdominal o incomodidad al presionar la zona.

Alteraciones en los análisis de sangre

Muchos pacientes no presentan síntomas evidentes, pero muestran elevaciones en las enzimas hepáticas, como la alanina aminotransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST), en análisis rutinarios. Estas alteraciones pueden ser la primera señal de MASLD y requieren evaluación médica.

Ictericia (en fases avanzadas)

Cuando la enfermedad progresa a daño hepático severo, la función del hígado se ve comprometida y puede acumularse bilirrubina en la sangre, lo que provoca coloración amarillenta en la piel y los ojos. La ictericia suele indicar una afectación hepática significativa.

Picor (prurito) generalizado

En algunos casos avanzados, la disfunción hepática provoca la acumulación de sustancias tóxicas en la piel, generando picor intenso y persistente. Este síntoma suele aparecer en estadios más graves de la enfermedad, cuando hay colestasis o insuficiencia hepática.

¿Tiene alguno de estos síntomas?

Si sospecha que padece alguno de los síntomas mencionados,
debe acudir para su diagnóstico a un especialista médico.

Causas de la enfermedad hepática inflamatoria

La enfermedad hepática metabólica (MASLD) es una patología multifactorial en la que influyen tanto factores genéticos como ambientales.

Su causa principal es la disfunción metabólica, especialmente la asociada a la resistencia a la insulina, lo que favorece la acumulación excesiva de grasa en el hígado (esteatosis hepática). Esta acumulación lipídica genera estrés oxidativo e inflamación, lo que puede derivar en fibrosis hepática y daño progresivo.

Factores de riesgo de la enfermedad hepática metabólica

Uno de los principales factores de riesgo es la obesidad, en particular la obesidad abdominal, ya que el tejido adiposo visceral libera mediadores inflamatorios que afectan la función hepática. Asimismo, la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico están estrechamente relacionados con MASLD, debido a la alteración en la regulación de la glucosa y los lípidos.

Otros factores de riesgo incluyen la dislipidemia (niveles elevados de triglicéridos y colesterol LDL), la hipertensión arterial y el sedentarismo. Además, ciertos factores genéticos, como polimorfismos en el gen PNPLA3, pueden predisponer a la enfermedad, incluso en personas sin obesidad evidente.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad hepática metabólica?

El diagnóstico de MASLD combina marcadores bioquímicos, pruebas de imagen y, en algunos casos, biopsia hepática. En los análisis de sangre, se evalúan transaminasas (ALT, AST), GGT, fosfatasa alcalina y albúmina, aunque pueden estar normales en fases iniciales. Se emplean índices como FIB-4 y NAFLD Fibrosis Score para estimar el riesgo de fibrosis.

La elastografía hepática (FibroScan®) es una técnica no invasiva clave para medir la rigidez del hígado y detectar fibrosis avanzada o cirrosis. Cuando los resultados son inciertos o se sospecha esteatohepatitis metabólica (MASH), se recurre a la biopsia hepática, que permite evaluar directamente la inflamación y el grado de daño hepático.

Estas herramientas permiten un diagnóstico preciso y ayudan a determinar la gravedad de la enfermedad para un tratamiento adecuado.

¿Cómo se trata la enfermedad hepática metabólica?

El tratamiento de MASLD se basa en cambios en el estilo de vida, ya que no existe un fármaco aprobado específicamente para esta enfermedad. La estrategia principal es la pérdida de peso, recomendándose una reducción del 7-10% del peso corporal para disminuir la grasa hepática y frenar la progresión a fibrosis. Esto se logra mediante una alimentación equilibrada, baja en azúcares refinados y grasas saturadas, junto con ejercicio regular.

En pacientes con resistencia a la insulina o dislipidemia, pueden indicarse fármacos como metformina, GLP-1 agonistas o pioglitazona. También se estudian terapias dirigidas a reducir la inflamación y la fibrosis hepática.

El manejo debe ser personalizado y, en casos avanzados con cirrosis o insuficiencia hepática, se requiere seguimiento especializado para valorar opciones como el trasplante hepático.

¿Dónde la tratamos?

EN NAVARRA Y MADRID

El Departamento de Endocrinología y Nutrición
de la Clínica Universidad de Navarra

El Departamento está organizado en unidades asistenciales con especialistas totalmente dedicados al estudio diagnóstico y tratamiento de este tipo de enfermedades.

Trabajamos con protocolos establecidos, que consiguen que todas las pruebas diagnósticas que deban realizarse lo hagan en el menor tiempo posible y se comience, lo más pronto posible, con el tratamiento más adecuado en cada caso.

Organizados en unidades asistenciales

  • Área de Obesidad.
  • Unidad de Diabetes.
  • Unidad de Enfermedades del Tiroides y Paratiroides.
  • Unidad de Osteoporosis
  • Otras enfermedades: por ej. síndrome de Cushing.
Imagen de la fachada de consultas de la sede en Pamplona de la Clínica Universidad de Navarra

¿Por qué en la Clínica?

  • Centro de Excelencia Europeo en el diagnóstico y tratamiento de la Obesidad.
  • Equipo de enfermeras especializadas en el Hospital de Día de Endocrinología y Nutrición.
  • Contamos con un Laboratorio de Investigación Metabólica de reconocido prestigio internacional.

Nuestro equipo de profesionales