Glomerulonefritis

"Diferentes especialistas entre los que se incluyen como mínimo el pediatra, el nefrólogo y el nutricionista son necesarios para conseguir un tratamiento óptimo". 

DR. FRANCISCO JAVIER LAVILLA ROYO
ESPECIALISTA. SERVICIO DE NEFROLOGÍA

El término glomerulonefritis significa inflamación del glomérulo.

El glomérulo es la unidad anatómica renal donde radica la función de aclaramiento o filtración de la sangre.

Si existe un comportamiento anómalo puede manifestarse en forma de una disminución en el volumen de sangre filtrada (deterioro de la función renal) o bien en forma de una pérdida de la propiedad de filtración selectiva.

La pérdida de filtración selectiva dará lugar sobretodo a la eliminación por la orina de diferentes elementos formes de la sangre (como hematíes) y de sustancias que habitualmente no se pierden o lo hacen en cantidades mínimas (como las proteínas sanguíneas albúmina, gamma globulinas, etc...).

¿Cuáles son los síntomas de la glomerulonefritis?

En primer caso se produce habitualmente un deterioro rápido de la función renal con una disminución en la cantidad de la orina, siendo ésta de características muy patológica con presencia de hematíes y detritus celulares en forma de cilindros que pueden ser observados al microscopio.

Como consecuencia de estas alteraciones puede aparecer una retención importante de líquidos con aparición de hipertensión arterial e insuficiencia cardíaca. 

El síndrome nefrótico suele evolucionar con una función renal conservada o levemente deteriorada pero con una pérdida muy importante de proteínas por la orina.

Esta pérdida de proteínas por la orina da lugar a un descenso de la cifra de proteínas en sangre con aparición de edemas debido a la extravasación de agua procedente de los vasos, y a una respuesta compensadora por parte del hígado que al intentar contrarrestar este déficit de proteínas fabricando más, ocasiona una elevación en los niveles de lípidos.

Los síntomas más habituales son:

  • Orina roja por hematuria o bien de color marrón oscuro.
  • Disminución en la formación de orina.
  • Incremento en el esfuerzo respiratorio.
  • Cefalea, Hipertensión, Cansancio.
  • Palidez de piel y mucosas.
  • Edema.

¿Tiene alguno de estos síntomas?

Puede que padezca una glomerulonefritis

¿Cuáles son las causas de la glomerulonefritis?

La etiología de las glomerulonefritis radica habitualemente en un comportamiento defectuoso del sistema inmune. Un comportamiento patológico de los linfocitos T con un daño directo sobre la membrana basal puede ser el origen de las glomerulonefritis de cambios mínimos.

Por otro lado, el organismo puede considerar alguna proteína propia del riñón como extraña, actuando directamente contra ella o bien fabricando anticuerpos que se unen con esa proteína ocasionando complejos inmunes en la propia membrana dando lugar a glomerulonefritis proliferativas como las extracapilares.  También pueden aparecer en la circulación sistémica antígenos extraños frente a los cuales se producen los correspondientes anticuerpos que se fijan a esas proteínas depositadas previamente en el glomérulo, como puede ocurrir en glomerulonefritis no proliferativas como la glomerulonefritis membranosa (en la cual el antígeno extraño puede ser tumoral), o proliferativas como la endocapilar (donde el antígeno es bacteriano habitualmente) y un subgrupo de extracapilares.

Finalmente, pueden unirse los anticuerpos con esos antígenos en la circulación dando lugar a inmunocomplejos que posteriormente se depositan en el glomérulo como ocurre en la glomerulonefritis mesangial. 

Clasificación de la glomerulonefritis

Puede aparecer una proliferación de diferentes células denominándose a estas glomerulonefritis proliferativas.

Dicha proliferación puede ocasionar como consecuencia una alteración de la arquitectura glomerular con la aparición de acúmulos celulares en forma de semilunas (glomerulonefritis proliferativa extracapilar), de una membrana basal invadida por elementos celulares provenientes del propio mesangio y que se extienden por debajo del epitelio (glomerulonefritis mesangiocapilar) e incluso por la oclusión de las asas capilares por células procedentes del propio endotelio (glomerulonefritis proliferativa endocapilar).

El resto de glomerulonefritis se denominan no proliferativas, caracterizándose por predominar el depósito de proteínas sobre la proliferación celular o bien por presentar lesiones difíciles de caracterizar.

En las que predomina el depósito de proteínas, éste depósito puede ocurrir en la propia membrana basal con un engrosamiento de dicha membrana hacia el lado epitelial llegando a englobar las extensiones de las células epiteliales (glomerulonefritis membranosa), o bien producirse también depósitos en el mesangio con un aumento del mismo (glomerulonefritis mesangial).

¿Cómo se diagnostican las glomerulonefritis?

Imagen de recogida de orina para análisis. Clínica Universidad de Navarra

La labor de filtración realizada por la estructura del glomérulo supone no solo eliminación de agua sino también, de forma selectiva, de sustancias presentes en la sangre. Cualquier alteración que surja en esta estructura anatómica y fisiológica, dará lugar a anomalías en la labor de filtración realizada.

En una primera evaluación clínica habrá que valorar siempre la existencia o no de proteinuria así como su cuantificación, la presencia de hematuria asociada, el desarrollo de insuficiencia renal y la existencia de hipertensión arterial.

La importancia de la biopsia renal radica en que nos permite no sólo saber dónde está la afectación histológica o qué mecanismos están implicados, sino también el grado de severidad de dicha afectación, punto crucial a la hora de iniciar y decidir qué tipo de manejo terapéutico requiere.

Se pueden emplear criterios clínicos pero el diagnóstico requiere confirmación histológica. Existe una excepción, la enfermedad de cambios mínimos en el niño. En ella se considera la respuesta positiva al tratamiento esteroideo como diagnóstico.

¿Cómo se tratan las glomerulonefritis?

El tratamiento de las glomerulonefritis dependerá del diagnostico anatomopatológico (no solo en cuanto a su filiación sino a su severidad) y del curso clínico que presente (existencia de un deterioro de la función renal, rapidez en su evolución, presencia de síndrome nefrótico, etc...).

Dado que la mayor parte de las glomerulonefritis en su etiopatogenia presentan un comportamiento anómalo del sistema inmune o en su desarrollo intervienen células o sustancias con capacidad inflamatoria, el empleo de inmunosupresores suele estar bastante extendido.

Los corticoides son los más empleados, sobretodo de primera línea cuando se trata de una glomerulonefritis de lesiones mínimas o cuando clínicamente la glomerulonefritis cursa como un síndrome nefrótico.

Otros inmunosupresores más potentes como la ciclofosfamida y el clorambucil se emplean en glomerulonefritis que cursen con deterioro de la función renal rápido o que no hayan respondido a los corticoides.

La ciclosporina se emplea casi exclusivamente en glomerulonefritis con síndrome nefrótico siempre y cuando su empleo no se asocie a un mayor deterioro de la función renal, y no haya habido respuesta a los corticoides.

Otros procedimientos terapeúticos como la plasmaféresis surgieron con la idea de eliminar de la sangre aquellos antígenos o complejos inmunes que favorezcan el desarrollo de una glomerulonefritis sobretodo cuando ésta se comporta como una proliferativa, sin embargo, su utilidad se ha comprobado muy limitada.

El eliminar la fuente de antígenos que se sospechen se encuentren en la génesis de una glomerulonefritis también es un aspecto ha intentar como ocurre sobretodo con las glomerulonefritis membranosas, mesangiales o incluso en un grupo muy particular de membranoproliferativas (como las asociadas a virus C).

Finalmente la abstención terapeútica es una opción a considerar cuando nos enfrentamos a una glomerulonefritis muy avanzada o por el contrario estabilizada y de escasa repercusión, o que no haya respondido a fármacos de uso habitual en estos casos (corticoides, ciclofosfamida), a sabiendas de que no son medicaciones exentas de efectos secundarios que pueden hipotecar el futuro del paciente, para pasar posteriormente a otras opciones como la diálisis o el trasplante.

¿Dónde lo tratamos?

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El Servicio de Nefrología de la Clínica Universidad de Navarra cuenta con una experiencia de más de cinco décadas, tanto en el diagnóstico y tratamiento de todas las patologías del riñón como en el trasplante de este órgano. 

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Enfermedades que tratamos

Imagen de la fachada de consultas de la sede en Pamplona de la Clínica Universidad de Navarra

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