¿Qué son las lágrimas?
Las lágrimas son producidas por las glándulas lagrimales, también conocidas como glándulas de Meibomio, localizadas en el párpado superior, ubicadas en el borde de nuestros párpados.
En condiciones normales, estas glándulas secretan una cantidad constante de lágrimas, que se distribuyen uniformemente sobre la superficie del ojo cada vez que parpadeamos.
Las lágrimas basales, que son las lágrimas normales y constantes que lubrican nuestros ojos, están compuestas principalmente por agua, sales minerales y proteínas específicas, como la lisozima y la lactoferrina. Estas proteínas tienen propiedades antibacterianas y ayudan a proteger nuestros ojos de posibles infecciones.
Por otro lado, las lágrimas emocionales, que se producen en respuesta a estímulos emocionales intensos, como el llanto por tristeza o alegría, tienen una composición química ligeramente diferente. Estas lágrimas contienen niveles más altos de proteínas, hormonas y neurotransmisores, como la prolactina, la oxitocina y las endorfinas, que están relacionados con la regulación de nuestras emociones.
Cuáles son los componentes de la lágrima:
Las lágrimas son mucho más que agua. Se componen de tres capas: una capa lipídica, una capa acuosa y una capa de moco. Cada capa tiene una función específica:
- Capa lipídica: Es la capa exterior de la lágrima. Esta capa, producida por las glándulas de Meibomio, ayuda a prevenir la evaporación rápida de las lágrimas.
- Capa acuosa: Es la capa intermedia y la más espesa. Compuesta principalmente de agua, esta capa es producida por las glándulas lagrimales principales y menores. Su función es limpiar y lubricar el ojo, eliminando cualquier partícula que pueda causar irritación.
- Capa de moco: Es la capa interna que está en contacto directo con la córnea. Esta capa, producida por células caliciformes, permite que la capa acuosa se distribuya uniformemente sobre la superficie del ojo
Funciones de las lágrimas
Las lágrimas cumplen tres funciones fundamentales: lubricación, protección y nutrición. Cada una de estas funciones es vital para el correcto funcionamiento y salud del ojo.
Lubricación: Una de las funciones más evidentes de las lágrimas es mantener la superficie del ojo lubricada. La película lagrimal, constituida por una mezcla de agua, mucina y lípidos, recubre el ojo cada vez que parpadeamos. Esto permite un parpadeo suave y sin fricción, y mantiene la córnea, la "ventana" transparente del ojo, en un estado hidratado y transparente, indispensable para una visión óptima.
Protección: Las lágrimas proporcionan una barrera defensiva al ojo contra las agresiones externas. Esto incluye tanto la limpieza mecánica, al lavar y eliminar partículas de polvo y otros posibles contaminantes, como la protección inmunológica. En este último aspecto, las lágrimas contienen lisozima, una enzima que descompone las paredes celulares de muchas bacterias, y anticuerpos, que neutralizan los agentes patógenos, ofreciendo una primera línea de defensa contra infecciones oculares.
Nutrición: En la córnea no existen vasos sanguíneos que le suministren nutrientes y oxígeno. Este papel lo desempeña la película lagrimal. La capa acuosa de las lágrimas transporta oxígeno y nutrientes esenciales a la córnea, garantizando su correcta nutrición y funcionamiento.
¿Qué es el ojo seco y cómo se trata?
El ojo seco es una alteración que hace referencia a anormalidades de la película lagrimal que normalmente recubre la superficie del ojo, protege los tejidos oculares y mantiene una buena visión. Su origen es multifactorial y ocasiona trastornos en la actividad diaria y en la calidad de vida de los pacientes.
La denominación ojo seco no se traduce necesariamente en que los ojos estén literalmente secos, ya que en algunos pacientes la cantidad lagrimal es normal, pero presentan una deficiente calidad. Estos pacientes pueden manifestar lagrimeo en determinadas circunstancias, debido a que su película lagrimal no es estable en la superficie del ojo.
Preguntas frecuentes sobre la producción de lágrimas
Diseñadas para imitar las propiedades de las lágrimas naturales, las lágrimas artificiales son soluciones que proporcionan hidratación y protección a la superficie ocular, aliviando la sequedad ocular y mejorando la salud ocular en general.
Las lágrimas artificiales son especialmente útiles cuando el ojo no produce suficientes lágrimas naturales o cuando las lágrimas producidas no tienen la calidad adecuada para mantener los ojos lubricados y protegidos.